Excitación sexual y coito
La concentración de las terminaciones nerviosas cerca de la entrada de la vagina de la mujer (el tercio inferior) puede proporcionar una sensación placentera durante la actividad sexual cuando se estimula. El noventa por ciento de las terminaciones nerviosas de la vagina se encuentran en esta zona. Sin embargo, la vagina en su conjunto no tiene suficientes terminaciones nerviosas para la estimulación sexual y el orgasmo; esta falta de terminaciones nerviosas hace que el parto sea significativamente menos doloroso.
Las investigaciones indican que el tejido del clítoris se extiende considerablemente hacia la vulva y la vagina. Durante la excitación sexual, y en particular la estimulación del clítoris, las paredes vaginales se lubrican para reducir la fricción causada por la actividad sexual. Con la excitación, la vagina se alarga rápidamente hasta una media de unas 4 pulg. (10 cm), y puede seguir alargándose en respuesta a la presión. Cuando la mujer se excita por completo, la vagina se retrae (se expande en longitud y anchura), mientras que el cuello uterino se retrae. Las paredes de la vagina están compuestas por suaves pliegues elásticos de membrana mucosa que se estiran o contraen (con el apoyo de los músculos pélvicos) al tamaño del pene insertado u otro objeto, estimulando el pene y ayudando al varón a experimentar el orgasmo y la eyaculación, permitiendo así la fecundación.
Una zona erógena comúnmente conocida como Punto G (también conocido como Punto de Gräfenberg) está situada en la pared anterior de la vagina, a unos cinco centímetros de la entrada. Algunas mujeres experimentan un intenso placer si el Punto G se estimula adecuadamente durante la actividad sexual. Un orgasmo del Punto G puede ser el responsable de la eyaculación femenina, lo que lleva a algunos médicos e investigadores a creer que el placer del Punto G procede de las glándulas de Skene, un homólogo femenino de la próstata, y no de un punto concreto de la pared vaginal. Otros investigadores consideran que la conexión entre las glándulas de Skene y el punto G es débil. Sostienen que las glándulas de Skene no parecen tener receptores para la estimulación táctil y que no hay pruebas directas de su participación. La existencia del Punto G como una estructura distinta, sigue siendo discutida, ya que su ubicación puede variar de una mujer a otra y a veces es inexistente.