¿Te has preguntado alguna vez de dónde viene tu apellido? En Inglaterra, los apellidos también se conocen comúnmente como «last names» debido a la práctica de escribir primero los nombres y luego el nombre de la familia o el apellido.
Los apellidos no se utilizaron de forma generalizada hasta después de la conquista normanda en 1066. A medida que la población del país crecía, se hizo necesario distinguir entre las personas, por lo que los nombres comenzaron a incluir descripciones de la persona, como Tomás hijo de Juan, Pedro el Panadero, Ricardo el Blanco, María Webster, etc. Estas descripciones se convertirían en los apellidos que reconocemos hoy en día.
Al principio, los apellidos eran fluidos y cambiaban con el tiempo, o cuando una persona cambiaba de trabajo. Por ejemplo, John Blacksmith podía convertirse en John Farrier al desarrollar su oficio.
La introducción de los registros parroquiales en 1538 ayudó a establecer la idea de los apellidos hereditarios. Sin embargo, en algunas partes del país seguía siendo habitual encontrar a una persona inscrita con un apellido en el bautismo, casada con otro nombre y luego enterrada con un tercero.
Hoy en día existen quizás hasta 45.000 apellidos ingleses diferentes, derivados de todo tipo de fuentes: apodos, atributos físicos, oficios, topónimos, etc.
Los nombres irlandeses, galeses y escoceses de las Tierras Altas derivan en su mayoría de nombres personales gaélicos, mientras que los apellidos tradicionales ingleses y escoceses de las tierras bajas también reflejan la sociedad de mediados y finales de la Edad Media.
Apellidos comunes como Smith, Wright, Fletcher, Knight, Cook, Squire, Taylor y Turner se basan en oficios u ocupaciones medievales.
Algunos apellidos derivan de rasgos personales o del aspecto, como Armstrong, Swift, Red y Short. Los que se derivan del lugar donde vivía la persona pueden ser Hill, Dale, Bridge, Forest y Wood; también York, Lancaster, London, etc.
Otra forma común de distinguir a las personas sería «hijo de», por ejemplo Johnson (hijo de John), Richardson, Wilson, Harrison, etc. Una «s» al final de un nombre personal también significaba «hijo de», por ejemplo Richards, Stevens, Williams, etc. Muchos apellidos galeses siguen este patrón, siendo Jones (de «hijo de John») el más común.
A veces un segundo nombre puede convertirse en un apellido. Por ejemplo, un niño bautizado como John Oliver puede dar lugar a que las generaciones posteriores adopten Oliver como apellido.
Algunos apellidos comunes y su origen:
Wheeler – otra palabra para referirse a un carretero
Chapman – vendía productos en el mercado
Inman – posadero
Baxter – señora panadera
Brewster – señora cervecera
Lister – tintorero
Walker – alguien que golpeaba la lana con los pies, parte del proceso de fabricación de la lana.
Stringfellow – hacía la cuerda para los arcos
Wainwright – alguien que hacía carros
Foster – corrupción de Forester
Arkwright – alguien que hacía cofres (arcas)
Dempster – derivado de deemester, una antigua palabra inglesa para designar a un juez
Kitchener – trabajaba en las cocinas
Coward – viene de cowherd
Davies y Davis – ambos derivados del hijo de Davy (David)
Fitz – del francés normando ‘fils de’ (hijo de).
Hurst – colina boscosa
Shaw – otra palabra para designar un bosque.
Townsend – alguien que vivía en las afueras de la ciudad
Cruikshank – alguien con las piernas torcidas
Moody – derivado del inglés antiguo ‘modig’ que significa valiente, audaz
Tait – alegre