Aunque desconocemos el camino que condujo a estas primeras formas bacterianas, parece probable que el ADN ya hubiera surgido como molécula de información en esta época. El microbiólogo y físico Carl R. Woese sugiere que hubo una cantidad considerable de transferencia lateral de genes entre las primeras formas de bacterias denominadas arqueobacterias.4 La transferencia lateral de genes, que es el movimiento de genes de una bacteria a otra, habría permitido el intercambio de material genético y, por tanto, aceleraría el proceso de diversificación de la función biológica actuado por la selección natural. Cómo se desarrollaron estos primeros organismos es el tema de la siguiente discusión.

El experimento de Miller-Urey

A menudo se atribuye a Charles Darwin la hipótesis original del «pequeño estanque caliente», que propone que la vida puede haberse formado a partir de una combinación de compuestos inorgánicos y energía.5 El bioquímico soviético Aleksandr Ivanovich Oparin retomó esta idea y propuso que la vida se formó en un entorno que carecía de oxígeno pero era energizado por la luz solar.6 Este tipo de ideas son la base de muchas investigaciones sobre los orígenes de la vida, incluido el famoso experimento de Miller-Urey.

En 1953, en la Universidad de Chicago, Stanley Miller y Harold Urey abordaron el problema del origen de la vida reproduciendo las condiciones que creían que se daban en la Tierra primitiva cuando se originó la vida. Aplicando electricidad a una mezcla de agua y compuestos inorgánicos, produjeron compuestos orgánicos que incluían aminoácidos, los componentes básicos de las proteínas.7 Este resultado catalizó otros experimentos y, al menos para algunos, parecía que la solución al misterio de la vida estaba a punto de revelarse.

Un descubrimiento posterior de Joan Oro en la Universidad de Houston, publicado en 1961, demostró que un componente esencial del ADN -la adenina-, así como varios aminoácidos, podían formarse calentando el compuesto inorgánico cianuro de hidrógeno en agua-amoniaco.8 Aunque este trabajo aportó potencialmente piezas útiles al rompecabezas,9 los experimentos del tipo Miller-Urey no han llegado a dar una respuesta completa a cómo se originó la vida. Una cosa es la presencia de compuestos orgánicos y otra muy distinta que formen un sistema autorreplicante.

Recientemente, estos resultados iniciales fueron revisados con métodos más sensibles. Los investigadores descubrieron aminoácidos adicionales y otros componentes básicos formados durante los experimentos de Miller-Urey de los que no se habían percatado en un principio.10 Miller continuó con diversos experimentos para precisar los orígenes de la vida y, aunque el misterio seguía sin resolverse, los miembros de su laboratorio descubrieron que los aminoácidos y otros componentes básicos para la vida también pueden formarse a partir de compuestos inorgánicos en entornos extremadamente fríos.11

Cómo se formó la vida

Las explicaciones sobre cómo se formaron los aminoácidos, los nucleótidos y los azúcares, cómo se ensamblaron en forma de ADN y ARN, y luego cómo estos bloques de construcción de la vida llegaron a replicarse y adquirir las enzimas para facilitar este proceso, son todavía especulativas. Sin embargo, se están investigando muchas ideas interesantes, como la teoría de los respiraderos en las profundidades del mar,12 la teoría de las playas radiactivas13 y la teoría de los cristales o la arcilla.14 Otra opinión, sostenida por Francis Crick y otros, es que la única explicación de la vida en la Tierra es que vino de otro planeta.15 Sin embargo, este tipo de explicación sólo hace retroceder la pregunta: ¿Cómo se originó esta vida extraterrestre? Todavía no ha surgido una explicación científica convincente del origen de la vida aquí en la Tierra.

Las teorías evolutivas sobre cómo se originó la vida se dividen en dos campos principales: la hipótesis del gen primero y la hipótesis del metabolismo primero. La hipótesis del gen primero se centra actualmente en el ARN y no en el ADN, ya que ciertas moléculas de ARN han demostrado la capacidad de funcionar como enzimas, lo que sugiere que el ARN podría haber transportado información y haberse copiado a sí mismo. Desde este punto de vista, el ARN precedió tanto al ADN como a la síntesis de proteínas. Por otro lado, la hipótesis del metabolismo primero sostiene que las moléculas de los materiales prebióticos formaron ciclos químicos y redes de reacciones químicas que dieron lugar a sistemas metabólicos primitivos. Estos sistemas metabólicos existían antes que el ARN y proporcionaron el entorno para que la replicación del ARN surgiera posteriormente. A pesar de la exploración de numerosas vías de investigación, ambas teorías carecen actualmente de pruebas concluyentes.

Aunque los investigadores han generado recientemente ARN autorreplicante a partir de moléculas prebióticas en el laboratorio,16 es difícil entender cómo el ARN -un polímero notoriamente inestable- podría haber soportado sistemas autorreplicantes en el hostil entorno químico y térmico del primitivo planeta Tierra.

Conclusión

Independientemente de cómo, está claro que la vida surgió, y que las primeras formas de vida fueron organismos unicelulares que comenzaron a replicarse y diversificarse. La falta de consenso científico sobre el origen de la vida no resta fuerza a la teoría evolutiva, que sólo trata de explicar la diversidad de las formas de vida cuando ésta ya había comenzado.

Aunque el origen de la vida es ciertamente un auténtico misterio científico, éste no es el lugar para que las personas reflexivas apuesten su fe. Todo lo que ha sucedido en la historia de la vida ha ocurrido según los propósitos soberanos de Dios, y Cristo «es antes de todas las cosas, y en él todas las cosas subsisten» (Col. 1:17).

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