Tener un ciclo constante de pensamientos negativos puede parecer que se apodera de tu vida. Podría ser un incidente en el trabajo o el impacto mental de una ruptura. Sea lo que sea, podrías estar pensando que no hay escapatoria.

Estos pensamientos obsesivos son lo que llamamos rumiar. Pueden durar un día, una semana, meses o incluso años. Si te sometes por completo a lo que sea que esté en tu mente y permites que tome el control, las consecuencias pueden ser perjudiciales.

Al permitir que estos pensamientos invadan tu espacio mental estás abriendo la puerta a la ansiedad, la baja autoestima y la depresión. Así que tienes que hacerte cargo. Vuelve a entrenar tu cerebro y encuentra formas de quitarte esos pensamientos obstinados de la cabeza.

No huyas demasiado rápido

Tu reacción instintiva al tener algo en la cabeza puede ser distraerte lo antes posible. A corto plazo, te permite concentrar tus pensamientos en otra parte. Sin embargo, la desventaja es que si no estás procesando el problema correctamente, éste acabará por alcanzarte.

Digamos que has perdido tu trabajo, por ejemplo. La reunión final con tu antiguo jefe no fue bien y desearías haber manejado las cosas de otra manera. En los momentos siguientes, te encuentras repitiendo la conversación una y otra vez. Como resultado de esto, haces todo lo posible para desviar tu atención a otra parte.

Al tratar de huir de estos pensamientos demasiado pronto, no le das a tu cerebro la oportunidad de procesar lo que ha sucedido. No le da la oportunidad de aprender de la experiencia y de hacer las paces con cómo terminaron las cosas. Así que, al intentar sacar tus pensamientos demasiado rápido, corres un mayor riesgo de mantenerlos ahí durante mucho más tiempo a largo plazo.

Aunque te resulte incómodo, aprende a sentarte con tus pensamientos durante un breve periodo de tiempo.

Verbaliza tus pensamientos

Mantener tus pensamientos en tu mente puede ser como una bomba de relojería. Se acumulan y suben hasta que eventualmente, explotas y tienes lo que llamaremos vagamente «una crisis». No te permitas llegar a ese punto.

Busca el apoyo de un amigo cercano y ten una conversación sobre lo que pasa por tu mente. Verbalizar tus pensamientos es una gran manera de poder entenderlos y llegar a la paz con ellos.

También puede ser útil para obtener una perspectiva diferente o para obtener la validación de alguien de confianza. Así que coge el teléfono o queda para tomar un café y ponte a hablar de lo que hay en tu cerebro.

Tenga un día de autocuidado

Debido al factor abrumador de la rumiación, puede que te encuentres recurriendo a comportamientos poco saludables. Por ejemplo, puede decidir darse un atracón de comida o beber alcohol en exceso.

Acudir a esos vicios es una pendiente peligrosamente resbaladiza. En su lugar, para aliviar la presión de sus pensamientos, tenga un día de autocuidado y dedique su tiempo y energía a cosas saludables.

Empiece el día con un sabroso y saludable desayuno. Haz una sesión en el gimnasio y reserva un día en el spa. Si no son lo tuyo, tómate un día libre y regálate un poco de felicidad. Si te centras en la experiencia positiva que estás viviendo, te liberarás de esos pensamientos molestos.

Medita

La mediación es cada vez más popular en el mundo occidental. Y es por una buena razón. El proceso de meditar te permite centrar tu mente en la respiración.

Claro que los pensamientos irán y vendrán durante una sesión, pero tienes la capacidad de devolver tu atención a la respiración. No te preocupes, si no puedes reservar una hora del día para meditar, tienes otras opciones.

Con sólo hacer una breve meditación de 10 minutos por la mañana, alejando tu mente de esos pensamientos, puedes reducir drásticamente cualquier ansiedad y preocupación que estés sintiendo.

Invierte en pasiones y objetivos

A veces, puedes ser culpable de dar a algo mucha más importancia de la que merece.

¿Por qué?

Pues porque no tienes algo más importante en lo que centrar tu atención. Así que si lo que está sonando en tu mente parece que no va a cambiar a corto plazo, sumérgete en una pasión y un objetivo.

No importa la escala del objetivo. Podría ser ponerse en una forma impresionante, o empezar tu propio negocio. Emociona a tu mente dándole algo por lo que trabajar. Deja que se empape de la emoción del logro potencial.

Y al tener un objetivo general, se fijará mini objetivos para ayudarle a llegar a él. Esto le da a tu cerebro mucho en qué pensar. Te aleja de esos pensamientos negativos, sustituyéndolos por la ambición y la pasión por conseguirlo.

Música y visualización positiva

Sacar tus mejores ritmos es extremadamente gratificante. Hacerlo como una forma de distracción saludable es especialmente gratificante.

Ponga a sonar en sus oídos esas canciones eufóricas, de las que le ponen los pelos de punta. Permita que la música lleve su mente a algún lugar positivo. Conecta las potentes melodías con la visualización de algo edificante, todo ello mientras las endorfinas recorren tu cerebro.

En serio, la música es una gran vía de escape y puede ser exactamente lo que necesitas para un impresionante momento de bienestar que alivie tu mente del estrés y el exceso de pensamientos.

Saber que todo irá bien

Es muy raro que oigas a alguien quedarse atascado en un ciclo de pensamiento repetitivo toda su vida. Las experiencias van y vienen, y también los pensamientos que las siguen. Tranquilízate y piensa que todo lo que está sonando en tu cerebro es sólo una fase. Como todo, también pasará.

Pero para seguir adelante con eficacia, debes pasar a la acción. Debes poner en práctica una estrategia y recordar que debes cuidar tu mente: es importante.

Lo anterior son algunas soluciones a corto y largo plazo para esa temida rumiación. Con enfoque y compromiso, no deberían ser demasiado difíciles de implementar y los beneficios serán abundantes.

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