Se sabe que ciertos factores aumentan el riesgo de padecer OA. Algunos de estos factores están fuera de su control. Sin embargo, puede reducir el riesgo de desarrollar OA por el daño causado por factores del estilo de vida como:

  • el uso excesivo de las articulaciones
  • la obesidad
  • la postura

Historia familiar

La OA a veces es hereditaria. Si tus padres o hermanos tienen OA, es más probable que tú también la tengas. Los médicos no saben por qué la OA es hereditaria. Todavía no se ha identificado ningún gen como causa, pero los genes pueden contribuir al riesgo de padecer OA.

Edad

La OA está directamente relacionada con el desgaste de las articulaciones. Se vuelve más común a medida que las personas envejecen. Según los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades, más de un tercio de los adultos mayores de 65 años tienen síntomas de OA.

Género

La OA puede afectar tanto a hombres como a mujeres. Según los Institutos Nacionales de Salud, es ligeramente más común en los hombres hasta los 45 años. Después de eso, es más común en las mujeres. Esto puede reflejar los diferentes factores de estrés articular que experimentan los hombres y las mujeres a diferentes edades.

Lesión previa

Las personas que se han lesionado una articulación son más propensas a desarrollar OA en esa articulación.

Obesidad

El sobrepeso o la obesidad aumentan la tensión y el esfuerzo del cuerpo. Esto aumenta el riesgo de OA en las articulaciones. Las personas con sobrepeso u obesidad son especialmente susceptibles de padecer OA en:

  • rodillas
  • caderas
  • columna vertebral

Sin embargo, la obesidad también se asocia a la OA en articulaciones que no soportan peso, como las de las manos. Esto sugiere que la tensión mecánica adicional en las articulaciones o el peso por sí solos pueden no aumentar el riesgo de OA.

Ciertas ocupaciones

Las acciones repetitivas pueden someter a las articulaciones a una tensión excesiva, y las ocupaciones que requieren dichas acciones repetitivas pueden aumentar el riesgo de OA. Las tareas laborales que encajan en esta categoría podrían incluir:

  • arrodillarse o ponerse en cuclillas durante más de una hora al día
  • levantar peso
  • subir escaleras
  • caminar

Las personas que participan regularmente en deportes que exigen un esfuerzo articular también pueden tener un mayor riesgo de OA.

La mala postura

Sentarse o estar de pie de forma inadecuada puede forzar las articulaciones. Esto puede aumentar el riesgo de OA.

Otros tipos de artritis

Otros tipos de artritis pueden aumentar el riesgo de desarrollar OA en el futuro. Entre ellos se incluyen:

  • gota
  • artritis séptica
  • artritis reumatoide

Otros trastornos médicos

Los trastornos médicos que afectan a la salud de las articulaciones pueden afectar al riesgo de padecer OA. Por ejemplo, los trastornos hemorrágicos pueden provocar hemorragias en las articulaciones. Las afecciones que afectan al flujo sanguíneo o a la inflamación también pueden afectar al riesgo. Algunas afecciones médicas asociadas a la OA son:

  • osteonecrosis
  • Enfermedad ósea de Paget
  • diabetes
  • gota
  • tiroides hipoactiva

Desencadenantes de la osteoartritis

No todas las personas con OA tienen síntomas todo el tiempo. La mayoría de las personas con OA tienen síntomas que aparecen y desaparecen a lo largo del día. Se han identificado ciertos desencadenantes comunes de los síntomas de la OA. Sin embargo, los desencadenantes específicos pueden variar de una persona a otra.

La falta de actividad

Quedarse quieto durante demasiado tiempo puede hacer que las articulaciones se vuelvan rígidas. Esto hace que el movimiento sea más probable que duela. La falta de actividad durante la noche puede explicar en parte por qué el dolor de la OA suele ser peor cuando las personas se despiertan.

El estrés

Las investigaciones han relacionado el estrés con la percepción exagerada del dolor.

Cambios meteorológicos

Los cambios de tiempo pueden empeorar los síntomas de la OA. Las personas con OA suelen ser especialmente sensibles al clima frío y húmedo.

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