Si la inestabilidad de la columna vertebral en el cuello está causando dolor, los cirujanos pueden optar por realizar una fusión espinal cervical. En este procedimiento, los cirujanos unen permanentemente las vértebras inestables utilizando tornillos y una pequeña pieza de material óseo llamada injerto óseo. El injerto óseo puede tomarse del propio cuerpo, normalmente de la cadera, o de un donante a través de un banco de huesos. Con el tiempo, las vértebras unidas se fusionan.
Este procedimiento proporciona a la columna cervical la estabilidad que necesita para sostener la cabeza y mantener la flexibilidad. También elimina el dolor causado por una vértebra deslizada, que empuja contra las raíces nerviosas o la médula espinal.
La fusión espinal cervical puede realizarse desde la parte delantera o trasera del cuello. El procedimiento por la parte delantera del cuello es menos doloroso, y las personas suelen irse a casa al día siguiente de la operación. Si hay que tratar varios niveles de la columna, se opta por una operación por la parte posterior del cuello y la estancia en el hospital es de unos dos o tres días.
Durante la cirugía de fusión espinal, los médicos también pueden ampliar el espacio del foramen, recortar las articulaciones facetarias, extirpar una parte o la totalidad de un disco herniado o eliminar espolones óseos. Estas acciones crean más espacio en el canal espinal y quitan presión a las raíces nerviosas o a la médula espinal, eliminando la fuente de dolor.
Hay varias técnicas que los cirujanos pueden utilizar para realizar una fusión espinal cervical. Los factores como la edad de la persona, la extensión de la columna vertebral afectada y el hecho de que se haya sometido a una intervención quirúrgica previa afectan al tipo de cirugía que los médicos deciden que es la más adecuada.
Típicamente, una fusión espinal cervical requiere una estancia de una o dos noches en el hospital para que los médicos puedan controlar los huesos mientras comienzan a fusionarse y sanar.