En la sesión vespertina, aunque la lluvia caía a cántaros, había unas sesenta almas presentes. La sesión se abrió con el siguiente homenaje poético a Platón, que fue leído por la señora Julia P. Stevens:

I.
«¡Platón inmortal! Con el nombre de divino!
¡Qué profundidad de pensamiento, qué energía es la tuya!
Cuya alma divina, un amplio espejo parece,
Reflejando fuertemente los rayos celestiales de la mente,
Cuyos períodos demasiado redundantes ruedan,
¡Grande como el océano! como el torrente fuerte.»

Siempre se encuentran unos pocos en cada época,
«Para desplegar la sabiduría de tu página mística.»

II.
Y ahora, aunque los siglos vetustos han huido,
Deseamos honrar todavía, a los muertos ilustres,
¡Muertos! ¿He dicho? ¡Ah no! Él todavía inspira
Todas las almas elevadas, con deseos celestiales
Para montar en el ala de la Razón, más allá del cielo,
Donde las formas verdaderamente bellas nunca pueden morir,
Donde el profeta, el santo y el sabio en brillante conjunto,
Sostienen los esplendores del día eterno.

El Sr. Johnson, editor de la Bibliotheca Platonica, leyó un artículo titulado «Platón y sus escritos». Al concluir la lectura se manifestó mucho interés por varias preguntas.

El Dr. Hiram K. Jones, de Jacksonville, Illinois, quien declaró que su «intervalo de lucidez» era por la mañana, más que por la noche, pronunció un discurso extemporáneo muy elocuente sobre el «Simposio de Platón».

El público, después de unirse a la canción «Auld Lang Syne», se dispersó.

El día siguiente, 8 de noviembre, estuvo casi enteramente ocupado en conversaciones y discusiones sobre temas platónicos; y guardo un agradecido recuerdo de todas las cosas buenas pronunciadas tanto por el Sr. Johnson como por el Dr. Jones.

El éxito del Simposio se debió principalmente a la energía de la señorita Raymond, quien, dotada de aprecio, es la encarnación de la generosidad, y siempre trata de llevar lo mejor de todo a los ciudadanos de Bloomington.

La próxima Celebración tendrá lugar el 7 de noviembre de 1890, en Jacksonville, Ills.

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