Capítulo 41: Sensación, percepción y cognición
La sensación es la capacidad de recibir y procesar los estímulos recibidos a través de los órganos sensoriales. Los estímulos externos son visuales, auditivos, olfativos, gustativos y táctiles. Los estímulos internos se procesan a través de los sistemas cinestésico (conciencia de la posición del cuerpo) y visceral (estímulos de los órganos grandes). La percepción es la capacidad de experimentar, reconocer, organizar e interpretar los estímulos sensoriales. La cognición es la capacidad intelectual de pensar, incluyendo la memoria, el juicio y la orientación. Las alteraciones sensoriales, perceptivas y cognitivas pueden ser temporales o progresivas y pueden ser consecuencia de una enfermedad o un traumatismo.
El sistema nervioso central (SNC) y el sistema nervioso periférico (SNP) trabajan juntos para recoger los estímulos, transportarlos al cerebro y responder a ellos. Los componentes del sistema sensorial son las vías nerviosas aferentes, que transmiten impulsos al cerebro; las vías nerviosas eferentes, que envían impulsos sensoriales desde el cerebro; la médula espinal; el tronco encefálico; y la corteza superior (cerebro).
Los componentes de la cognición son la conciencia (incluyendo la excitación y la conciencia), la memoria, el afecto, el juicio, la percepción y el lenguaje. La conciencia afecta tanto a las funciones intelectuales como a las emocionales y depende del sistema de activación reticular (SRA) en el tronco cerebral, el control del sueño y la vigilia. La orientación es la capacidad de despertarse, de percibir el entorno con precisión y de reconocer patrones. Los clientes con alteraciones del habla tienen afasia expresiva, la capacidad de entender la comunicación pero no de hablar claramente, o afasia receptiva, la capacidad de hablar bien pero la incapacidad de entender el mensaje que se habla.
Los factores que afectan a la sensación, la percepción y la cognición son la edad, el estilo de vida del entorno, el estrés, la enfermedad y los medicamentos. El bebé o el niño pequeño tiene un sistema nervioso inmaduro y todavía está aprendiendo cognitivamente. La capacidad cognitiva se nutre y se mantiene gracias a un entorno estimulante y no disminuye en la edad avanzada. Las alteraciones de la memoria se producen en los ancianos como resultado de una patología, pero no se deben a la edad. El entorno, el estilo de vida de la persona y los niveles de estrés pueden ser estimulantes pero también exigentes. Asimismo, las enfermedades y los medicamentos pueden provocar problemas sensoriales, perceptivos y cognitivos.
Las alteraciones sensoriales, perceptivas y cognitivas incluyen déficits sensoriales, privación y sobrecarga. La desorientación es un estado de confusión mental en el que la conciencia de la persona sobre el tiempo, el lugar, su persona y/o la situación está alterada («Desorientado x4»). La desorientación puede ser causada por una sobreestimulación sensorial o una subestimulación sensorial.
Un déficit sensorial es un cambio en la percepción de los estímulos sensoriales, como las pérdidas visuales y auditivas. Las personas con un déficit sensorial son más propensas a experimentar privación sensorial o sobrecarga sensorial. La privación sensorial es un estado de reducción de la entrada sensorial del entorno interno o externo. Se manifiesta por alteraciones de la percepción sensorial, como resultado de una enfermedad, un traumatismo, el aislamiento o medicamentos que deprimen el SNC, como los narcóticos o los sedantes. La sobrecarga sensorial es un estado de estimulación multisensorial excesiva y sostenida que se manifiesta por cambios de comportamiento (ansiedad, irritabilidad y problemas similares) y distorsión perceptiva. La sobrecarga sensorial está causada por el aumento de los estímulos internos, como el dolor o la enfermedad; los tratamientos invasivos; el ruido excesivo; la presencia de extraños; y los medicamentos que estimulan el SNC.
La evaluación de la sensación, la percepción y la cognición incluye una historia clínica, un examen físico (incluyendo los nervios craneales), una evaluación del estado mental (incluyendo la LOC), una evaluación de las capacidades funcionales y una evaluación del entorno. La evaluación del estado mental y del nivel de conciencia incluye (1) la observación de la apariencia general, el contenido del habla, la memoria, la lógica, el juicio y los patrones del habla mostrados; (2) la realización de una Escala de Coma de Glasgow; y (3) el uso de una prueba breve de detección del estado mental, como el Mini-Mental Status Examination. La sensibilidad se comprueba evaluando el dolor, el tacto ligero y la vibración en las manos y los pies. Los nervios craneales se evalúan para determinar los problemas visuales o auditivos, el gusto, el olfato y la actividad motora de la cara. La función cerebelosa se evalúa observando la marcha y la capacidad motora del cliente. Se evalúan los reflejos para comprobar el sistema nervioso.
Los diagnósticos de enfermería relacionados con la sensación, la percepción y la cognición son Percepción sensorial alterada (visual, auditiva, cinestésica, gustativa, táctil u olfativa), Procesos de pensamiento alterados, Aislamiento social y Riesgo de lesiones. Los objetivos para los clientes con estos diagnósticos de enfermería están relacionados con la seguridad, la estimulación significativa, la orientación, el funcionamiento intacto de los sentidos y la capacidad de realizar actividades de la vida diaria.
La aplicación incluye el manejo de los déficits sensoriales (táctiles, auditivos, visuales), el manejo de la privación sensorial, el manejo de la sobrecarga sensorial (asistencia a los confusos), el cuidado del cliente inconsciente, el uso de sujeciones y las terapias complementarias y alternativas (hierbas, aromaterapia). La evaluación de los cuidados requiere revisar si se han alcanzado los resultados esperados.