El insomnio crónico es un factor de riesgo para el desarrollo de trastornos psiquiátricos, incluyendo la depresión, así como un pródromo de los episodios depresivos mayores, una consecuencia o complicación de la depresión que a menudo persiste más allá del episodio clínico, y un indicador pronóstico del curso de la enfermedad a largo plazo y la respuesta al tratamiento. Además, el sueño es fisiológicamente anormal en las personas con riesgo de depresión; por ejemplo, el acortamiento de la latencia del sueño REM está presente no sólo durante los episodios clínicos de depresión, sino también antes del episodio clínico en los sujetos con riesgo de enfermedad depresiva. Aunque el insomnio suele desaparecer cuando se trata la depresión, puede persistir, lo que indica una mayor vulnerabilidad a la recaída o recurrencia de la depresión. Los cambios fisiológicos en el sueño relacionados con la depresión se correlacionan con la probabilidad de respuesta a la psicoterapia sola y también pueden identificar qué pacientes tienen pocas probabilidades de obtener buenos resultados con el tratamiento psicosocial y, por tanto, de necesitar una terapia somática para preservar la recuperación. Los cambios electroencefalográficos (EEG) del sueño también se correlacionan con la velocidad de respuesta y con la fragilidad o durabilidad de la respuesta (es decir, la probabilidad de recaída o recurrencia). Estas observaciones sugieren una estrecha relación entre la regulación del sueño y la regulación del estado de ánimo. La importancia de esta relación se ve reforzada por recientes estudios de imágenes cerebrales del sueño y de la privación del sueño en pacientes con depresión mayor. Por ejemplo, la privación terapéutica del sueño (TSD) puede servir tanto de catalizador de la actividad antidepresiva rápida como de sonda de la resistencia al tratamiento. Los efectos de la TSD en las tasas metabólicas cerebrales, especialmente en las áreas límbicas, pueden correlacionarse con una respuesta terapéutica a una noche de pérdida de sueño y a la medicación antidepresiva. Por último, el tratamiento del insomnio crónico con la nueva medicación antidepresiva inhibidora selectiva de la recaptación de serotonina (ISRS) puede representar una oportunidad para prevenir las complicaciones del insomnio, incluida la enfermedad depresiva.