Hay muchas causas posibles de dolor en la caja torácica. Un médico diagnosticará la causa subyacente mediante un examen físico y exploraciones de imagen.
Las razones más comunes para el dolor de la caja torácica incluyen:
Las lesiones
Las lesiones en el pecho por caídas, colisiones de tráfico y contacto relacionado con el deporte son la causa más común de dolor de la caja torácica. Los tipos de lesiones incluyen:
- Costillas rotas
- Costillas magulladas
- Costillas fracturadas
- Músculo arrancado
El dolor de la caja torácica que comienza tras una lesión suele diagnosticarse con una radiografía para resaltar las roturas y fracturas óseas. Las resonancias magnéticas y otras exploraciones pueden detectar daños en los tejidos blandos.
Costocondritis
La costocondritis o síndrome de Tietze es otra causa común de dolor en la caja torácica.
Esta afección se caracteriza por la inflamación del cartílago de la caja torácica. Suele producirse en el cartílago que une las costillas superiores con el esternón, una zona denominada articulación costoesternal.
El dolor de la caja torácica debido a la costocondritis varía de leve a grave. Los síntomas incluyen sensibilidad y dolor al tocar la zona del pecho. Los casos graves pueden provocar un dolor que se irradia a las extremidades o un dolor que interfiere en la vida diaria.
Algunos casos de costocondritis se resuelven sin tratamiento, mientras que otros requieren una intervención médica.
Pleuritis
La pleuritis, también conocida como bronconeumonía, es una afección inflamatoria que afecta a los revestimientos de los pulmones y el tórax.
La pleura son tejidos finos que recubren la pared del tórax y los pulmones. En su estado saludable, se deslizan suavemente entre sí. Sin embargo, la inflamación hace que se rocen, lo que provoca un dolor importante.
Desde la llegada de los antibióticos, la pleuresía es mucho menos frecuente que antes. Incluso cuando se produce, suele ser una afección leve que se resuelve por sí sola. La pleuresía suele durar de unos días a 2 semanas.
Otras afecciones inflamatorias de los pulmones, como la bronquitis, también pueden causar dolor alrededor de la caja torácica.
Cáncer
El cáncer de pulmón es el segundo cáncer más frecuente en Estados Unidos.
Uno de los síntomas del cáncer de pulmón es el dolor en la caja torácica o en el pecho que empeora al respirar profundamente, toser o reír. Otros síntomas a los que hay que prestar atención son la tos con sangre o flema, la falta de aire y las sibilancias.
El pronóstico del cáncer de pulmón es peor que el de otras formas de cáncer y es la principal causa de muerte por cáncer tanto en hombres como en mujeres. Las personas con cáncer de pulmón en fase inicial tienen más posibilidades de curarse, lo que pone de manifiesto la importancia de una intervención temprana.
El cáncer de pulmón metastásico, o el cáncer que comienza en una zona y se extiende a los pulmones, es una afección potencialmente mortal. También provoca dolor en la caja torácica o en el pecho.
Fibromialgia
Se trata de una enfermedad crónica, que provoca dolor en todo el cuerpo. El Colegio Americano de Reumatología estima que la fibromialgia afecta a entre el 2 y el 4 por ciento de las personas, de las cuales hasta el 90 por ciento son mujeres.
El dolor asociado a la fibromialgia puede ser ardiente, pulsátil, punzante o doloroso. Estos dolores se sienten comúnmente en la caja torácica, aunque cualquier parte del cuerpo puede verse afectada.
Algunas investigaciones sugieren que el dolor torácico inespecífico, incluido el dolor de la caja torácica, es la afección coexistente más común que conduce al ingreso hospitalario en personas con fibromialgia.
Embolia pulmonar
Una embolia pulmonar (EP) se produce cuando una arteria que va a los pulmones se bloquea. La obstrucción suele estar causada por un coágulo de sangre que ha subido desde una de las piernas.
Además de dolor en la caja torácica, la EP puede causar los siguientes síntomas:
- Dificultad para respirar
- Respiración rápida
- Tos, incluyendo tos con sangre
- ansiedad
- mareos
- sudoración
- látidos irregulares
La EP es una enfermedad grave que puede dañar los pulmones y otros órganos debido a la reducción de oxígeno en la sangre. Cualquier persona que experimente los síntomas de la EP debe acudir a un médico.
El Instituto Nacional del Corazón, los Pulmones y la Sangre estima que el 30 por ciento de las personas que desarrollan EP morirán si no reciben tratamiento. Afortunadamente, un diagnóstico y un tratamiento rápidos pueden evitar las complicaciones.