Drama musical, tipo de teatro musical serio, propuesto por primera vez por Richard Wagner en su libro Oper und Drama (1850-51; «Ópera y Drama»), que originalmente se denominaba simplemente «drama». (El propio Wagner nunca utilizó el término drama musical, que sí emplearon posteriormente sus sucesores y los críticos y estudiosos). Este nuevo tipo de obra pretendía ser un retorno al drama griego tal y como lo entendía Wagner: la expresión pública de las aspiraciones humanas nacionales en forma simbólica, representando mitos raciales y utilizando la música para la plena expresión de la acción dramática. El énfasis de Wagner en la ópera como drama no hizo sino retomar y desarrollar las ideas de Claudio Monteverdi y Christoph Gluck. Contempló la desaparición del antiguo tipo de ópera, con su libreto proporcionado por un versificador, como una oportunidad para que el compositor realizara una ópera de «piezas fijas» a partir de formas puramente musicales separadas por un recitativo.
En pocas palabras, la nueva forma de arte sería creada por un solo artista, que escribiría un drama poético que encontraría su plena expresión cuando se ajustara a una textura vocal-sinfónica continua. Esta textura se tejería a partir de ideas temáticas básicas, o leitmotivs («motivos principales»); éstos surgirían de forma natural como frases vocales expresivas cantadas por los personajes en puntos emocionales cruciales del drama y luego serían desarrollados por la orquesta como «reminiscencias» de acuerdo con la necesidad expresiva del desarrollo dramático y psicológico de la acción. Esta concepción se plasmó plenamente en El anillo del nibelungo, un ciclo de cuatro óperas estrenadas en 1876; la única variación con respecto a la teoría de Wagner era que los motivos principales no siempre surgían como expresiones vocales, sino que a menudo eran introducidos por la orquesta para representar personajes, emociones o acontecimientos.