La idea del Índice del Buen País es bastante sencilla: medir lo que cada país de la Tierra aporta al bien común de la humanidad y lo que resta, en relación con su tamaño. Utilizando una amplia gama de datos de la ONU y otras organizaciones internacionales, hemos dado a cada país un balance para mostrar de un vistazo si es un acreedor neto para la humanidad, una carga para el planeta, o algo intermedio.

Es importante explicar que no estamos haciendo ningún juicio moral sobre los países. Lo que entendemos por un Buen País es algo mucho más sencillo: es un país que contribuye al bien mayor de la humanidad. Un país que sirve a los intereses de su propia gente, pero sin perjudicar -y preferiblemente haciendo avanzar- los intereses de la gente de otros países también.

El Índice del Buen País forma parte de una serie de proyectos que Simon Anholt puso en marcha en 2014 para iniciar un debate global sobre para qué sirven realmente los países. ¿Existen únicamente para servir a los intereses de sus propios políticos, empresas y ciudadanos, o trabajan activamente para toda la humanidad y todo el planeta? El debate es fundamental, porque si la primera respuesta es la correcta, todos estamos en graves problemas.

Puede consultar los resultados completos de todas las ediciones anteriores del Índice del Buen País aquí. Si tienes alguna pregunta sobre cómo funciona, por qué faltan ciertos países, cómo se calculan los resultados o por qué ciertos países no se clasifican donde se espera, consulta las preguntas frecuentes: hay varias páginas de respuestas detalladas a la mayoría de las preguntas que suele hacer la gente.

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