Si eres una persona muy literal o pragmática, puede que tengas una buena dosis de escepticismo sobre el poder de la visualización. Y, de hecho, hay muchos que no se equivocan al creer que visualizar el éxito a menudo equivale a poco más que un sustituto perezoso de hacer realmente algo para que ese éxito ocurra.
Pero la visualización es mucho más que sentarse e imaginar que ocurrirán cosas buenas. En realidad, hay un enorme cuerpo de investigación que sugiere que las imágenes mentales pueden impactar dramáticamente en nuestras acciones.
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Nuevas investigaciones procedentes de Oxford y Cambridge, por ejemplo, sugieren que tu capacidad para imaginar vívidamente detalles sobre un futuro brillante aumenta drásticamente tu energía e impulso, lo que conduce, a su vez, a una acción constructiva. Cuando el ojo de nuestra mente puede imaginar exactamente cómo es ese futuro brillante, puede orientarse en la dirección de lo que imaginamos.
Esto se debe en gran medida a que cuanto más vívidamente podemos imaginar algo, más alcanzable se siente. Las investigaciones han descubierto que, por ejemplo, si se visualiza un tiro en el deporte, la probabilidad de conseguirlo aumenta ligeramente. Lo más significativo es que si visualizas que te levantas a las 5 de la mañana para practicar, visualizas que trabajas en tu forma y visualizas la sensación del balón en tus manos justo antes de que salga hacia la canasta, tu probabilidad de hacer el tiro aumenta aún más.
De manera similar, he descubierto que cuando las personas con miedo a hablar en público se visualizan vívidamente a sí mismas desde un punto de vista de tercera persona (como el de un miembro de la audiencia) hablando con competencia y confianza, la ansiedad disminuye dramáticamente, lo que resulta en una entrega más efectiva.
La investigadora de la Universidad de Nueva York Tali Sharot y sus colegas publicaron un estudio en una de las revistas académicas más prestigiosas, Nature, que reveló que cuanto más detallada es nuestra visualización, más empezamos a sentir las emociones específicas del estado futuro a nivel neuronal. Al imaginar la alegría que sentiríamos al conseguir un ascenso, por ejemplo, llegamos a «preexperimentar» esa alegría ahora. Y eso, a su vez, nos proporciona la motivación y la dirección que necesitamos para hacer realidad ese futuro. Las imágenes vívidas son como imanes que nos atraen hacia un futuro mejor.
Cuanto más vívida sea la visualización, más real se sentirá. Y las investigaciones demuestran que cuanto más real se sienta, más probable será que tenga un impacto en nuestro comportamiento. Sólo una vez que reconozcamos esto podremos empezar a pasar de un círculo vicioso en el que nuestras imágenes mentales alimentan nuestro miedo a una imagen del mundo que nos da poder.
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Este artículo apareció originalmente en el número de noviembre/diciembre de 2019 de la revista SUCCESS.
Foto de GaudiLab / .com
Shawn Achor es un investigador formado en Harvard y autor del best seller La ventaja de la felicidad y Antes de la felicidad. Obtenga una dosis diaria de felicidad en la página de Facebook de Shawn.