NAPOLEÓN fue un genio militar y un dictador despiadado. También fue, al parecer, un temprano maestro de la mordacidad. Más de 170 años después de su muerte, uno de sus aforismos se ha convertido en el cliché favorito de los observadores de China.
La cita, en caso de que se haya perdido, es: «Dejemos que China duerma; cuando se despierte sacudirá el mundo». A los observadores de China, deslumbrados por su asombroso crecimiento económico y su poder cada vez mayor, el aforismo de Napoleón les ha parecido irresistiblemente apropiado. Se ha convertido en la cita que ha lanzado mil artículos.
The Economist llegó relativamente pronto. Un estudio sobre China, publicado en noviembre de 1992, se titulaba «When China Wakes». En 1994, Nicholas Kristof y Sheryl WuDunn, una pareja de periodistas del New York Times, produjeron un bestseller titulado «China Wakes». Suena igual de bien en italiano que en el original francés. En 1995, Luca Romano, un conocido periodista italiano, publicó «Il Risveglio del Drago» («El dragón despierta»). Y este año, las listas de bestsellers francesas se han visto adornadas por «La Chine s’est éveillée» («China ha despertado»), de Alain Peyrefitte, un eminente ex diplomático. Tal vez haya llegado el momento de poner a dormir esta cita en particular.
Este artículo apareció en la sección de Asia de la edición impresa bajo el título «El sueño irregular de China»