Cuando los haitianos empezaron su día el 12 de enero de hace diez años, no podían imaginar la devastación que estaba a punto de caer sobre su país. Ese mismo día se produjo un terremoto de 7 grados de magnitud que se cobró la vida de más de 220.000 personas. El terremoto, una de las catástrofes naturales más mortíferas de las que se tiene constancia, destruyó gran parte de las frágiles infraestructuras del país y dejó a muchos haitianos en situación de extrema necesidad de ayuda.

UNICEF se movilizó rápidamente, proporcionando ayuda urgente a los niños, las mujeres y las familias, muchos de los cuales carecían de refugio, agua, alimentos y otras necesidades básicas. La prioridad era salvar vidas.

Pero una década después, Haití sigue enfrentándose a múltiples crisis. El empeoramiento de la inseguridad alimentaria y la desnutrición, las epidemias de enfermedades transmitidas por el agua y la alta vulnerabilidad a los desastres naturales han aumentado la presión sobre las mujeres y los niños. UNICEF está comprometido con los niños de Haití, trabajando con el gobierno y otros socios para llegar a los niños vulnerables, dándoles el apoyo que necesitan para recuperarse y ayudándoles en el camino hacia un futuro mejor.

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