Ningún dueño de mascota quiere ver a su peludo amigo enfermo. Por eso es fundamental darles los nutrientes adecuados que necesitan para tener un sistema inmunitario fuerte y sano. Los resfriados leves no suelen necesitar atención veterinaria, pero si su perro padece una enfermedad inmunomediada, los síntomas y los tratamientos serán probablemente mucho más graves. Una enfermedad inmunomediada es una condición que se produce cuando el sistema inmunológico ataca anormalmente el sistema nervioso central, dando lugar a graves complicaciones de salud.

Las dos enfermedades inmunomediadas caninas más comunes dan lugar a la anemia. Para empezar, echemos un vistazo a la anemia hemolítica inmunomediada (IMHA). En sus primeras etapas, la IMHA es tratable, sin embargo, en una etapa aguda, puede ser potencialmente mortal.

La trombocitopenia inmunomediada (PTI) es otra enfermedad que provoca un fallo en el sistema inmunológico. Aunque muchos asumen que estas enfermedades son bastante similares, requieren estrategias de tratamiento diferentes y deben tratarse caso por caso.

Existen dos formas de AHIM: la AHIM primaria y la AHIM secundaria. Estas enfermedades tienen síntomas y causas diferentes, pero ambas son enfermedades anémicas que requieren un tratamiento especializado. Mientras que los síntomas de la anemia, como el letargo o la falta de apetito, pueden ser un signo de la IMHA, algunos perros pueden no tener ningún síntoma durante las primeras etapas de la enfermedad.

Los síntomas de la IMHA están relacionados principalmente con los hematomas espontáneos o la falta de coagulación de la sangre, lo que puede dar lugar a un sangrado excesivo. Si le preocupa que su perro pueda estar sufriendo una enfermedad inmunomediada, lea a continuación para saber más sobre los síntomas y el tratamiento. Es probable que su perro necesite atención veterinaria para garantizar un tratamiento adecuado y una recuperación segura.

Tipos de IMHA en perros

Un sistema inmunitario sano puede defenderse normalmente de las infecciones bacterianas, fúngicas, parasitarias y víricas que atacan el organismo de su perro. El sistema inmunológico consiste en anticuerpos, glóbulos blancos, y otras proteínas y tejidos que libran al cuerpo de sustancias no deseadas. Estos anticuerpos son componentes clave del sistema inmunitario, que están programados para destruir los antígenos, es decir, las sustancias extrañas que causan la enfermedad.

Las células suelen estar marcadas y registradas como células «propias» y «no propias», lo que ayuda a estos anticuerpos a determinar qué células deben mantenerse o rechazarse. Así es como los perros, al igual que los humanos, combaten los resfriados y las enfermedades después de no más de unos pocos días a la vez.

Sin embargo, cuando el sistema inmunitario del perro reconoce erróneamente sus propios glóbulos rojos como sustancias extrañas, estos anticuerpos destruyen los glóbulos rojos sanos que son necesarios para transportar el oxígeno por todo el cuerpo. Esto indica un fallo del sistema inmunitario, que conduce a un «cortocircuito» esencial del sistema inmunitario, y provoca un fallo de los tejidos.

Los glóbulos rojos se producen en la médula ósea, sin embargo, si el cuerpo ataca a estas células, la médula ósea no será capaz de mantener la alta demanda de glóbulos rojos. La anemia será el resultado de esta deficiencia y el sistema inmunitario del organismo se verá comprometido.

En el caso de la AHIM primaria, el recuento de glóbulos rojos cae muy por debajo del recuento normal. No hay causas probadas para la IMHA primaria, sin embargo hay muchas teorías que están relacionadas con esta enfermedad. Algunas de estas teorías provienen de los aditivos que se encuentran en los alimentos para perros, los contaminantes del medio ambiente, el cáncer y las vacunas que podrían haber alterado la funcionalidad del sistema inmunitario.

Otras teorías vinculan la enfermedad a la predisposición genética o a las influencias hormonales, que son procesos más naturales, pero los especialistas e investigadores aún no pueden rastrear la mayoría de los casos de IMHA primaria hasta sus raíces.

En los casos de IMHA secundaria, la anemia se produce cuando los glóbulos rojos no funcionan correctamente. Esto ocurre cuando una enfermedad subyacente, un fármaco o una toxina modifican las superficies de los glóbulos rojos del perro. Al igual que en la IMHA primaria, los glóbulos rojos se destruyen y la médula ósea no puede reemplazarlos con la suficiente rapidez. Esto a veces puede provenir de un cáncer o una infección, parásitos de la sangre, productos químicos y toxinas, o incluso reacciones alérgicas.

Síntomas típicos de la IMHA

Los síntomas pueden variar de un perro a otro. Se dice que los Setters Irlandeses, Caniches, Springer Spaniels Ingleses, Cocker Spaniels Americanos, Dachshunds, Schnauzers Miniatura y Doberman Pinschers son las razas más comúnmente afectadas, especialmente entre las edades de uno a trece años. Las hembras parecen estar ligeramente más predispuestas a esta enfermedad que los machos.

Los síntomas normales de la anemia pueden incluir letargo, falta de apetito, respiración rápida o superficial, ictericia, pérdida de peso y pulso o frecuencia cardíaca rápidos. Dado que la anemia es sólo uno de los síntomas de la AIHM, otros signos de la AIHM pueden ser la melena (heces negras debidas a una hemorragia, o sangre parcialmente digerida, en el tracto gastrointestinal), petequias (manchas rojas o púrpuras en el cuerpo debidas a hemorragias menores) o equimosis (manchas o hematomas que pueden aparecer como decoloración de la piel).

Cómo obtener un diagnóstico adecuado de la IMHA

Cuando lleve a su perro al veterinario, deben realizarse varias pruebas para crear un plan de tratamiento específico para su mascota.

Un recuento sanguíneo completo y un recuento de reticulocitos determinarán si su perro está anémico o no, y también mostrarán si se están produciendo glóbulos rojos en respuesta a la anemia. Si los resultados son anormales, podría ser necesaria una muestra de médula ósea para investigar la producción de glóbulos rojos más a fondo.

Dependiendo de su veterinario, es posible que quieran hacer más pruebas para comprender plenamente la gravedad de la enfermedad. Estas pruebas pueden incluir análisis químicos de la función renal, hepática y pancreática, pruebas de equilibrio de electrolitos y pruebas de orina y heces para detectar infecciones, enfermedades, parásitos o la funcionalidad general de los órganos internos.

Además de las pruebas de perfil bioquímico y análisis de orina, las imágenes de rayos X pueden ser útiles para examinar los órganos vitales, incluidos el tórax, el abdomen, el corazón, los pulmones, el hígado y los riñones.

La ecocardiografía y las ecografías también se utilizan para ver si hay alguna anomalía en las zonas de alto funcionamiento del cuerpo. Estas pruebas, por supuesto, debe ser discutido con su veterinario antes de determinar si es necesario para el tratamiento. Mantener una lista de comprobación de los síntomas a los que se ha enfrentado su perro puede ser útil a la hora de decidir qué pruebas realizar.

Tratamiento de la IMHA en perros

La IMHA puede poner en peligro la vida en los casos agudos. Por lo tanto, es necesario estabilizar a su perro tan pronto como sea posible si tiene una inmunodeficiencia. La hospitalización es necesaria para impedir inmediatamente que los glóbulos rojos sean destruidos por su sistema inmunitario. Con el fin de mantener los niveles adecuados de glóbulos rojos, una transfusión de sangre o terapia de fluidos puede ser la única solución para estabilizar a su mascota.

En los casos en que el tratamiento médico no parece resolver el problema, la extirpación del bazo puede ser necesaria para la recuperación de su perro. De nuevo, su veterinario será el mejor recurso para determinar la estrategia de tratamiento adecuada si su mascota es diagnosticada con una forma aguda. En los casos de IMHA secundaria, es importante también identificar la causa subyacente que creó estos glóbulos rojos de funcionamiento anormal, ya que esto será fundamental para la recuperación completa.

En los casos de control de 24 horas o pruebas especializadas, lo mejor sería consultar a varios especialistas o veterinarios para averiguar cuál debe ser la ruta correcta para la recuperación de su mascota. Algunos de estos gastos pueden ser extremadamente costosos, y es por eso que siempre debe conocer todas sus opciones antes de seleccionar un camino específico.

Los foros de discusión en línea han ayudado a los dueños de mascotas a encontrar recursos adicionales o profesionales recomendados en este campo de trabajo. También pueden ayudarle a encontrar comunidades de otros propietarios de mascotas que pueden proporcionar apoyo mental o emocional a lo largo de la recuperación de su mascota.

La línea de tiempo de la recuperación de su perro puede variar drásticamente dependiendo de varios factores. Estos incluyen si se trata de una AHIM primaria o secundaria, cuánto tiempo ha tenido su perro la enfermedad y en qué fase ha progresado con el tiempo.

Cuando se detecta de forma temprana, algunos perros responden bien al tratamiento y se recuperan en unas pocas semanas. Sin embargo, muchos perros necesitarán un tratamiento a largo plazo o incluso de por vida en los casos más graves, sobre todo cuando se trata de una AIHM idiopática.

Durante la estabilización, su perro debe guardar un estricto reposo. En los casos más graves, el tratamiento será necesario de forma continua, o hasta que su perro responda a su tratamiento médico. Las citas de seguimiento son cruciales durante la etapa de recuperación de la IMHA para controlar los niveles de glóbulos rojos de su perro.

Es importante ser minucioso y proactivo mientras se lucha contra la enfermedad – incluso después de que el tratamiento esté casi terminado. Programe revisiones con su veterinario cada semana durante el primer mes de recuperación, luego una vez al mes durante los siguientes seis meses, y luego dos o tres visitas al año sólo para estar seguro.

Cada perro tendrá un régimen de tratamiento diferente, así que asegúrese de hablar con su veterinario para establecer un buen plan con el que se sienta cómodo – esto puede significar programar menos o más visitas para asegurarse de que los niveles de su mascota están funcionando como deberían.

Podría ser útil pedir a su veterinario recomendaciones de especialistas que tengan experiencia en el tratamiento de la IMHA. Estos especialistas a menudo dan a los propietarios de mascotas un plan de tratamiento más específico, y pueden proporcionarles una mayor comprensión de la enfermedad y su gravedad.

Resumen de la PTI en perros

Al identificar el daño de los vasos sanguíneos, las plaquetas en la sangre de su perro no funcionarán correctamente si la sangre no está coagulando. Esto puede causar la aparición de moretones frecuentes. Por lo general, si su perro tiene PTI, el sistema inmunológico cambia y comienza a responder a un parásito, un tumor o un medicamento antes de que las plaquetas sean destruidas.

Otra razón por la que el recuento de plaquetas podría ser bajo es que la médula ósea podría estar dañada o no funcionar correctamente. Esto podría ser el resultado de los medicamentos de quimioterapia o del cáncer de médula ósea. Conocer los riesgos de otras enfermedades y las estrategias de tratamiento es un paso importante para evitar que se produzca una enfermedad como la PTI.

Síntomas y signos de la PTI en perros

Los caniches, los Cocker Spaniels y los Old English Sheepdogs suelen tener un mayor riesgo de desarrollar PTI que otras razas. Estos perros serán típicamente de mediana edad en lugar de cachorros más jóvenes.

Aunque se han mencionado anteriormente los moretones rápidos y la decoloración de la piel como síntomas de la PTI, se producirán otros síntomas dependiendo de la zona del cuerpo afectada. Las encías y las superficies orales pueden decolorarse fácilmente con los hematomas, el blanco de los ojos puede perder su brillo y a menudo pueden aparecer petequias o equimosis. Las pequeñas cantidades de sangre que se encuentran en la orina, las heces o que salen de la nariz también son signos comunes de disfunción plaquetaria.

Tratamiento para perros con PTI

Hay una serie de métodos de tratamiento y terapia diferentes que pueden utilizarse para contrarrestar la PTI. Estas opciones de tratamiento implican la supresión del sistema inmunológico con el fin de mantener las plaquetas de ser destruido por los fagocitos del bazo. Algunos de estos tratamientos incluyen la prednisona o la dexametasona (hormonas esteroides), la vincristina (medicación quimioterapéutica), o la azatioprina o la ciclofosfamida (también utilizadas en la quimioterapia).

Podrían ser necesarias las transfusiones de sangre para estabilizar a su perro, pero esto no es una solución a largo plazo. Su perro tendrá que ser capaz de producir sus propias plaquetas, y una transfusión sólo durará unas 12 horas. El siguiente paso sería una esplenectomía, o extirpación del bazo, que es una solución habitual en los casos graves. Al eliminar estos fagocitos, las plaquetas ya no se destruirán donde interactúan con el bazo.

Las respuestas en los perros han sido más difíciles de predecir y tratar a través de la medicina veterinaria. Muchas de ellas tienen implicaciones a largo plazo y conllevan el riesgo de efectos secundarios agotadores o perjudiciales. Es importante hablar cuidadosamente con su veterinario sobre cada opción de tratamiento antes de elegir el mejor proceso de recuperación para su perro.

Artritis Reumatoide en perros

La Artritis Reumatoide es otro tipo de enfermedad inmunomediada, aunque es muy rara y difícil de diagnosticar en perros. En la Artritis Reumatoide, el cuerpo confunde su proteína con una proteína extraña. Esto hace que el cuerpo forme anticuerpos contra su proteína, llamada «factor reumatoide».

Estos anticuerpos contra el factor reumatoide y la proteína forman complejos inmunes, que terminan depositados en las articulaciones. Los inmunocomplejos son los que desencadenan una respuesta inflamatoria. El cuerpo del perro reacciona a la inflamación para intentar deshacerse de los inmunocomplejos perjudiciales, aunque esta reacción acaba creando más daños en los huesos, las articulaciones y el cartílago.

El síntoma más común de la artritis reumatoide en los perros es la cojera, o el movimiento que es difícil o imposible, que va de leve a grave dependiendo del caso médico del animal. Otros síntomas son la fiebre, el aumento de los ganglios linfáticos, la falta de apetito, la atrofia muscular en las extremidades afectadas y las articulaciones hinchadas y dolorosas.

Estos síntomas pueden aparecer y desaparecer, lo que dificulta el seguimiento del historial de salud del perro y su diagnóstico. Los veterinarios diagnostican la artritis reumatoide cuando el examen físico y los antecedentes del animal justifican una investigación más profunda mediante una radiografía de los huesos de la articulación. Se puede pedir una biopsia de los tejidos de la articulación para comprobar la inflamación, así como un análisis de sangre especial.

El análisis de sangre especial busca el factor reumatoide. Sin embargo, estos resultados a menudo no son concluyentes, ya que muchos perros dan positivo para el factor que no tienen artritis reumatoide, y todos los perros que tienen artritis reumatoide no siempre dan positivo para el factor. Esto dificulta el diagnóstico adecuado. Una vez que se ha dado un diagnóstico positivo, se trata a los perros para controlar sus síntomas y evitar más lesiones. El control del peso y el ejercicio adecuado son muy importantes para los perros con artritis reumatoide para aliviar la tensión añadida en las articulaciones. No hay cura para la artritis reumatoide, por lo que el tratamiento se centra en maximizar la comodidad y la movilidad del perro.

Cuando se trata de enfermedades inmunomediadas en los perros, asegúrese de que es capaz de reconocer los efectos secundarios tan pronto como sea posible. Lo más importante, si su perro ha sido diagnosticado con esta enfermedad, no pierda la esperanza. Con un plan de tratamiento agresivo y el apoyo del veterinario, puede aumentar las posibilidades de supervivencia de su perro y conseguir que vuelva a vivir una vida feliz y normal.

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