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Los adolescentes desordenados son un estereotipo de la adolescencia. Negarse a mantener su habitación ordenada es a menudo una forma que tienen los adolescentes de reclamar su espacio y declarar su independencia de sus padres. Sin embargo, un dormitorio adolescente desordenado también puede ser un síntoma de un trastorno de salud mental. En algunos casos, cuando un adolescente tiene la habitación desordenada, la depresión puede ser el problema subyacente.

Uno de cada cinco adolescentes sufre depresión. Y la depresión conlleva un amplio abanico de síntomas.

¿Cuál es el vínculo habitación desordenada-depresión? He aquí cómo los síntomas de la depresión pueden llevar al desorden de los adolescentes.

  • El agotamiento y la fatiga constante son banderas rojas de la depresión. Estos síntomas dejan a los adolescentes sin energía ni motivación para limpiar sus habitaciones.
  • Los adolescentes deprimidos suelen evitar las situaciones sociales. Eso significa que pasan más tiempo en sus habitaciones, lo que lleva a un mayor desorden.
  • Una sensación de desesperación, tristeza y desesperanza suele acompañar a la depresión. Como resultado, los adolescentes pueden sentir que no hay razón para esforzarse en mantener su espacio personal limpio y organizado.
  • Los síntomas físicos de la depresión incluyen dolores inexplicables, dolores de cabeza y problemas de estómago. Es poco probable que los adolescentes que sufren estos problemas den prioridad a la limpieza de la habitación.
  • Tener dificultades para concentrarse es otro síntoma de la depresión. Esta falta de concentración puede dificultar que un adolescente se mantenga en la tarea y consiga limpiar su habitación.
  • Los sentimientos de fracaso y la autocrítica suelen acompañar a la depresión. Por lo tanto, los adolescentes pueden sentir que no merecen tener una habitación limpia y organizada. Vivir en un espacio desordenado puede ser una forma subconsciente de castigarse a sí mismos.
  • Los atracones y otros hábitos alimenticios alterados suelen acompañar a la depresión. Si los adolescentes se encierran en sus habitaciones, comiendo a altas horas de la noche o durante el día, el desorden es inevitable.

Desorden y estrés: Cómo afecta el desorden al cerebro y al sistema nervioso

El ciclo habitación desordenada-depresión va en ambas direcciones. Por lo tanto, no sólo la depresión resulta en el desorden de los adolescentes, una habitación desordenada puede crear estrés y otras emociones negativas.

Los estudios han demostrado que el desorden produce ansiedad y puede hacer que las personas se sientan deprimidas. Un estudio de madres que vivían en hogares desordenados descubrió que tenían niveles de cortisol, la hormona del estrés, más altos que la media. Por lo tanto, vivir en una habitación desordenada significa que el sistema nervioso de un adolescente está siempre en un estado de lucha o huida de bajo grado.

Las investigaciones que utilizan fMRI (imágenes de resonancia magnética funcional) han descubierto que la desorganización y el desorden tienen un impacto negativo en la forma en que funciona nuestro cerebro. Además, el desorden también influye en nuestras emociones, comportamiento, relaciones e incluso en nuestros hábitos alimenticios. Las investigaciones demuestran que somos más propensos a comer comida basura cuando vivimos en un entorno caótico.

En consecuencia, despejar el desorden de nuestro entorno nos ayuda a concentrarnos mejor, a procesar la información de forma más eficiente y a aumentar nuestra productividad. Además, los estudios demuestran que ordenar nos ayuda a sentirnos menos irritables y distraídos. Por lo tanto, el acto de limpiar puede ayudar a revertir el mal humor.

El arte japonés de ordenar aborda una epidemia estadounidense de desorden

Desgraciadamente, la mayoría de los estadounidenses están agobiados por el desorden y el estrés que éste genera. Para su libro Life at Home in the Twenty-First Century (La vida en el hogar en el siglo XXI), un equipo de investigadores visitó los hogares de 32 familias típicas de clase media en Los Ángeles. Y descubrieron que la mayoría tenía muchas más posesiones de las que necesitaba o utilizaba. En la primera casa a la que acudieron, los investigadores contaron más de 2.000 objetos sólo en las tres primeras habitaciones.

La autora y personalidad de la televisión Marie Kondo tiene un enfoque para despejar el desorden que llama el método KonMari. Así es como indica a la gente que decida de qué debe deshacerse: Coge un objeto y pregúntate si te hace feliz. Si la respuesta es sí, quédate con él. Si la respuesta es no, agradece que te haya servido y envíalo de camino al vertedero o a un centro de donaciones.

Desde que el reality show de Marie Kondo se estrenó en Netflix en enero de 2019, más estadounidenses se han inspirado para empezar a despejar el desorden de sus hogares.

Habitación limpia frente a desordenada, depresión frente a bienestar

Cómo conseguir que tu hijo adolescente limpie su habitación es un viejo dilema para los padres. Pero como hemos aprendido, ayudar a los adolescentes a mantener su habitación limpia puede favorecer su bienestar y su salud mental. Así que vale la pena el esfuerzo de ayudar a los adolescentes a sacar las viejas cortezas de pizza, las toallas mojadas y los montones de ropa tirada.

Aquí hay cinco maneras de ayudar a los adolescentes a limpiar y sentirse mejor:

  1. Haga de la limpieza un proyecto familiar. Toda la familia puede ayudarse mutuamente a limpiar, una habitación a la vez. O cada persona puede limpiar su propia habitación y luego reunirse en los espacios compartidos de la casa para continuar el proyecto de limpieza juntos.
  2. Limpiar con música. Cada miembro de la familia puede aportar sus canciones favoritas para crear una lista de reproducción que sirva de banda sonora para ordenar. Nadie puede dejar de limpiar hasta que la música se detenga.
  3. Vaya paso a paso. Anima a los adolescentes a reservar 10 minutos diarios para limpiar una zona de su habitación. Puede que pase más tiempo antes de que desaparezca el desorden, pero el proceso ayuda a crear un hábito regular de ordenación.
  4. Negocie y colabore. Aunque la habitación esté realmente desordenada, un adolescente puede sentirse abrumado y no saber por dónde empezar. Haz un plan y ofrécete a ayudar. Empiece por determinar qué hay que hacer y quién hará qué. Por ejemplo, si el adolescente está dispuesto a recoger la ropa sucia y llevarla al lavadero, uno de los padres podría aceptar lavarla.
  5. Inspire la limpieza con algunas novedades. Incentive la limpieza dejando que los adolescentes elijan algunos objetos nuevos para su habitación una vez que todo esté fuera del suelo y de la cama. Añadir una silla cómoda, pósters chulos o un montón de cojines de colores puede dar a los adolescentes más motivación para mantener su espacio despejado.

En conclusión, una habitación desordenada, la depresión y los retos de los adolescentes suelen ir juntos. Si el desorden de los adolescentes parece ser el resultado de la desesperación, la falta de motivación y/o el aislamiento social, es el momento de realizar una evaluación de la depresión adolescente.

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