Sobredosis
Después de una sobredosis aguda, puede producirse toxicidad por hidrocodona o paracetamol.
Signos y síntomas
Hidrocodona: La sobredosis grave de hidrocodona se caracteriza por depresión respiratoria (disminución de la frecuencia respiratoria y/o del volumen tidal, respiración de Cheyne-Stokes, cianosis), somnolencia extrema que progresa hacia el estupor o el coma, flacidez de los músculos esqueléticos, piel fría y húmeda, y a veces bradicardia e hipotensión. En caso de sobredosis grave, puede producirse apnea, colapso circulatorio, paro cardíaco y muerte.
Acetaminofén: En caso de sobredosis de acetaminofén: la necrosis hepática dependiente de la dosis y potencialmente mortal es el efecto adverso más grave. También puede producirse necrosis tubular renal, coma hipoglucémico y defectos de coagulación. Los primeros síntomas tras una sobredosis potencialmente hepatotóxica pueden incluir: náuseas, vómitos, diaforesis y malestar general. Las pruebas clínicas y de laboratorio de la toxicidad hepática pueden no ser evidentes hasta 48 a 72 horas después de la ingestión.
Tratamiento
Una sobredosis de uno o varios medicamentos con hidrocodona y paracetamol es una sobredosis polifarmacéutica potencialmente letal, y se recomienda consultar con un centro regional de control de intoxicaciones. El tratamiento inmediato incluye el apoyo a la función cardiorrespiratoria y medidas para reducir la absorción del fármaco. Se debe emplear oxígeno, líquidos intravenosos, vasopresores y otras medidas de apoyo según se indique. También debe considerarse la ventilación asistida o controlada.
En el caso de la sobredosis de hidrocodona, debe prestarse atención primordial al restablecimiento de un intercambio respiratorio adecuado mediante la provisión de una vía aérea permeable y la institución de ventilación asistida o controlada. El antagonista de los narcóticos, el clorhidrato de naloxona, es un antídoto específico contra la depresión respiratoria que puede resultar de una sobredosis o de una sensibilidad inusual a los narcóticos, incluida la hidrocodona. Dado que la duración de la acción de la hidrocodona puede superar la del antagonista, el paciente debe mantenerse bajo vigilancia continua, y deben administrarse dosis repetidas del antagonista según sea necesario para mantener una respiración adecuada. No debe administrarse un antagonista narcótico en ausencia de una depresión respiratoria o cardiovascular clínicamente significativa. La descontaminación gástrica con carbón activado debe administrarse justo antes de la N-acetilcisteína (NAC) para disminuir la absorción sistémica si se sabe o se sospecha que la ingestión de paracetamol se ha producido en las primeras horas de la presentación. Los niveles de paracetamol en suero deben obtenerse inmediatamente si el paciente se presenta 4 horas o más después de la ingestión para evaluar el riesgo potencial de hepatotoxicidad; los niveles de paracetamol extraídos menos de 4 horas después de la ingestión pueden ser engañosos. Para obtener el mejor resultado posible, debe administrarse NAC lo antes posible cuando se sospeche una lesión hepática inminente o en evolución. Puede administrarse NAC intravenosa cuando las circunstancias impidan la administración oral.
Se requiere una terapia de apoyo vigorosa en la intoxicación grave. Deben llevarse a cabo fácilmente procedimientos para limitar la absorción continua del fármaco, ya que la lesión hepática es dependiente de la dosis y se produce al principio del curso de la intoxicación.