El impétigo es una infección cutánea superficial, común y contagiosa, producida por bacterias. Las dos bacterias más comunes que causan el impétigo son el estreptococo y el estafilococo. Esta infección es más frecuente en los niños que en los adultos. Si no se trata adecuadamente pueden surgir complicaciones más graves.

La forma más común de impétigo se denomina impétigo bulloso (ampolloso) y deriva su nombre de la presentación inicial de una o más ampollas flácidas que se agrandan rápidamente. Estas ampollas suelen estar llenas de un líquido amarillo o turbio y se rompen con facilidad dando lugar a erosiones rojas que finalmente se cubren con una costra amarilla o «costra de miel» característica. Otra forma conocida como impétigo no ampolloso (sin ampollas) parece ser una infección secundaria. Una pequeña lesión en la piel, como un corte o una picadura de insecto, permite que las bacterias entren en la piel intacta. Por lo general, brotan múltiples pústulas que se unen, se rompen y forman la característica erosión roja con costra de miel.

Muchos casos de impétigo pueden prevenirse con la aplicación de pomadas antibióticas en las zonas de traumatismo cutáneo menor. Si no se trata, el impétigo puede resolverse por sí solo, pero puede seguir extendiéndose. Un medicamento tópico recetado conocido como Bactroban (mupirocina) es un tratamiento eficaz. Las costras deben eliminarse por inmersión y la base debe tratarse con Bactroban tres veces al día hasta que las lesiones se hayan resuelto. Otra pomada tópica eficaz es Altabax (retapamulina), que se aplica dos veces al día. Los antibióticos orales dirigidos contra las bacterias más comunes son eficaces y también pueden recetarse. Los pacientes que sufren impétigo recurrente deben ser evaluados para detectar la presencia de la bacteria causante. El reservorio más común es la nariz. Puede aplicarse Bactroban en las fosas nasales para intentar erradicar las bacterias.

Cuando se trata adecuadamente, las lesiones de impétigo se curan sin apenas cicatrices. Además, un tratamiento rápido y eficaz disminuye las posibilidades de que se produzcan complicaciones secundarias graves que podrían afectar a los riñones, las articulaciones, los huesos y los pulmones.

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