Los neurocientíficos han dividido durante mucho tiempo el cerebro en cuatro lóbulos distintos. Originalmente esta división se basaba únicamente en la ubicación de los lóbulos dentro del cráneo, pero ahora sabemos que cada lóbulo lleva a cabo una serie de funciones altamente especializadas. El lóbulo parietal está situado justo debajo del hueso parietal del cráneo. Este importante lóbulo cerebral ayuda a integrar la información sensorial y a procesar el lenguaje.
¿Dónde se encuentra el lóbulo parietal?
El cerebro está dividido en varias regiones, pero la zona a la que la mayoría de los humanos se refieren cuando hablan del cerebro es la corteza cerebral, o cerebro. Esta región evolutivamente nueva del cerebro está presente en todos los mamíferos, y es la que permite pensamientos complejos en lugar de simples procesos automáticos e inconscientes.
Los neurocientíficos dividen el cerebro en cuatro lóbulos distintos: parietal, frontal, temporal y occipital. Como el cerebro también está dividido en hemisferios derecho e izquierdo, cada lóbulo tiene dos regiones separadas. Así, el lóbulo parietal puede dividirse a su vez en lóbulos parietales izquierdo y derecho.
El lóbulo parietal descansa cerca de la parte superior y central de la corteza cerebral, justo detrás del lóbulo frontal y por encima de los lóbulos occipital y temporal. El surco parieto-occipital lo separa del lóbulo frontal, mientras que el surco lateral -a veces denominado fisura silviana- lo separa del lóbulo temporal. Los dos hemisferios del lóbulo parietal están divididos por la fisura longitudinal medial.
¿Cuál es la función del lóbulo parietal?
El lóbulo parietal es vital para la percepción e integración sensorial, incluyendo el manejo del gusto, el oído, la vista, el tacto y el olfato. Alberga el área sensorial primaria del cerebro, una región en la que el cerebro interpreta la información procedente de otras zonas del cuerpo. Las investigaciones sugieren que, cuanta más información sensorial proporciona una región del cuerpo, más superficie del lóbulo parietal se dedica a esa zona. Por ejemplo, los dedos y las manos son un sitio primario para los datos sensoriales, por lo que gran parte del lóbulo parietal se dedica a recibir y procesar su entrada.
Algunas de las otras funciones del lóbulo parietal incluyen:
- Distinguir entre dos puntos, incluso sin entrada visual.
- Localizar el tacto: Cuando se toca cualquier objeto con cualquier parte del cuerpo, el lóbulo parietal permite sentir la sensación en el lugar del tacto y no, por ejemplo, en el cerebro o en todo el cuerpo.
- Integrar la información sensorial de la mayoría de las regiones del cuerpo.
- Navegación y razonamiento visoespacial: Cuando lees un mapa, sigues direcciones o evitas tropezar con un obstáculo inesperado, tu lóbulo parietal está involucrado. El lóbulo parietal también es vital para la propiocepción, es decir, la capacidad de determinar dónde se encuentra el cuerpo en el espacio, incluso en relación consigo mismo. Por ejemplo, tocarse la nariz con el dedo sin la ayuda de un espejo es una función del lóbulo parietal.
- Algunas funciones visuales, en conjunto con el lóbulo occipital.
- Evaluar las relaciones numéricas, incluyendo el número de objetos que se ven.
- Evaluar el tamaño, la forma y la orientación en el espacio tanto de los estímulos visibles como de los objetos que recuerda haber encontrado.
- Mapear el mundo visual: varios estudios recientes sugieren que regiones específicas del lóbulo parietal sirven como mapas del mundo visual.
- Coordinación de los movimientos de manos, brazos y ojos.
- Procesamiento del lenguaje.
- Coordinar la atención.
Al igual que todas las demás regiones del cerebro, el lóbulo parietal no se conoce del todo. Los investigadores realizan constantemente nuevos descubrimientos sobre el funcionamiento de esta región del cerebro, y es poco probable que hayamos identificado todas sus funciones.
¿Cuáles son algunas estructuras importantes del lóbulo parietal?
Además de estar dividido en los hemisferios izquierdo y derecho, el lóbulo parietal tiene una serie de estructuras distintas, cada una con su propia y única contribución al funcionamiento del cerebro. Estas estructuras incluyen:
- Giro postcentral: Esta región es la corteza somatosensorial primaria del cerebro, y mapea la información sensorial en lo que se conoce como homónculo sensorial. Algunos investigadores también se refieren a esta región como área 3 de Brodmann.
- Corteza parietal posterior: Se cree que esta región desempeña un papel vital en la coordinación del movimiento y el razonamiento espacial. También desempeña un papel en la atención, en particular la atención impulsada por nuevos estímulos, como cuando un animal salta a la carretera mientras se está conduciendo.
- Lóbulo parietal superior: Esta región le ayuda a determinar su propia orientación en el espacio, así como la orientación de otros objetos. También recibe una entrada significativa de la mano, lo que sugiere que ayuda a coordinar las habilidades motoras finas y la entrada sensorial de las manos.
- Lóbulo parietal inferior: A veces llamado territorio de Gerschwind, esta región ayuda a evaluar las expresiones faciales para el contenido emocional. Algunas investigaciones sugieren que desempeña un papel en otras funciones, como el procesamiento del lenguaje, las operaciones matemáticas básicas e incluso la imagen corporal. Contiene una serie de subregiones, como la circunvolución angular y la supramarginal.
¿Cómo interactúa el lóbulo parietal con otras áreas del cuerpo?
Es un mito que una sola región del cerebro controle cualquier función. Más bien, cada región del cerebro trabaja en conjunto con el cuerpo. Sin el entorno, el cerebro podría hacer poco o nada, y el lóbulo parietal no es una excepción. Su papel en el procesamiento sensorial significa que el lóbulo parietal depende de una cascada de entradas sensoriales procedentes de todo el cuerpo, incluidos los ojos, las manos, la lengua y la piel. Estas regiones dispares no pueden funcionar sin la aportación del lóbulo parietal, que asigna un significado a la información sensorial que se encuentra cada día.
El lóbulo parietal también envía señales a otras regiones del cerebro y las recibe, sobre todo el lóbulo occipital. El lóbulo occipital ayuda al lóbulo parietal en la percepción y el procesamiento visual, así como en la navegación espacial y el razonamiento.
Aunque cada región del cerebro tiene un conjunto específico de funciones, muchas de estas funciones son intercambiables y atraviesan las regiones del cerebro. Cada región del cerebro, por ejemplo, es vital para el procesamiento del lenguaje. Algunas investigaciones también han descubierto que, cuando se produce un daño en una región del cerebro, las regiones cercanas pueden compensarlo, sobre todo si la persona lesionada recibe una terapia ocupacional y física inmediata y completa.
¿Cómo afecta el daño al lóbulo parietal al funcionamiento?
Debido al papel del lóbulo parietal en la integración sensorial, el razonamiento espacial y las habilidades lingüísticas, los daños en el lóbulo parietal pueden tener una amplia gama de consecuencias. El pronóstico específico depende en gran parte de la localización de la lesión, de la gravedad de la misma y de si ésta puede ser tratada. Por ejemplo, una lesión que presione el lóbulo parietal tendrá un mejor pronóstico con un mejor funcionamiento si la lesión puede ser extirpada.
La atención médica de calidad es increíblemente importante, en particular cuando esa atención incluye una terapia física, ocupacional y del habla integral. Un tratamiento adecuado puede ayudar a su cerebro a aprender a trabajar alrededor de las lesiones, e incluso puede ayudar a otras regiones del cerebro a compensar esas lesiones. También son importantes la edad, el estado nutricional, la salud general en el momento de la lesión y el compromiso con un estilo de vida saludable. Una persona sana que sigue haciendo ejercicio y probando estrategias novedosas tiene muchas más probabilidades de recuperarse que alguien con problemas cardiovasculares continuos que no está dispuesto a probar nuevas estrategias o a adoptar remedios de estilo de vida.
Tres síndromes específicos son especialmente comunes en personas con daño en el lóbulo parietal:
- El daño en el lóbulo parietal derecho puede impedir su capacidad de cuidar su cuerpo porque socava su capacidad de notar o cuidar al menos un lado del cuerpo. Este fenómeno se conoce como negligencia contralateral. Las personas con daños en el lóbulo parietal derecho también pueden ser incapaces de hacer o dibujar cosas.
- El síndrome de Gerstmann es un conjunto de síntomas resultantes de un daño en el lóbulo parietal izquierdo. Las personas con síndrome de Gerstmann suelen tener dificultades con la escritura, la aritmética, el lenguaje y la capacidad de percibir objetos, aunque el grado y la extensión del daño varían de una persona a otra y de una lesión a otra.
- Los daños que atraviesan ambos lóbulos parietales conducen a una condición llamada síndrome de Balint, que impide las habilidades motoras y la atención visual. Las personas con el síndrome de Balint pueden no ser capaces de dirigir voluntariamente sus ojos. Les cuesta integrar los componentes de una escena visual, y pueden ser incapaces de alcanzar o manipular un objeto sin mirarlo.