Ashley Williams es conocida por su trabajo en películas desenfadadas del canal Hallmark. Pero la estrella de «Christmas in Evergreen» y la nueva «Northern Lights of Christmas» no tiene miedo de abordar temas más pesados también y eso incluye el aborto involuntario que terminó con su segundo embarazo hace años.
«No soy muy buena guardando secretos», dice a Country Living durante nuestra visita al plató de Christmas in Evergreen: Cartas a Papá Noel. «Cuando pasé por eso me sorprendió tanto el secretismo que encontré en nuestra cultura en torno a ello. No tenía sentido para mí, así que quise escribir sobre ello».
Ashley, que ahora es madre no sólo del primogénito Gus, de 3 años, sino también de Odie, de 1 año, escribió un relato personal y de primera mano sobre su aborto espontáneo en Medium. «La respuesta que recibí fue abrumadora: la cantidad de mujeres que se sintieron aliviadas e inspiradas. Es algo tan común y tenemos que hablar de ello», dice, añadiendo entre risas, «pero sobre todo fue que no puedo mantener la boca cerrada».
La otra profesión de la actriz, como doula de parto certificada, probablemente también influyó en su decisión de hablar. Ashley dice que se inspiró para seguir ese camino después de presenciar el primer parto de su hermana, la también estrella de Hallmark Kimberly Williams.
«No estaba en absoluto preparada para lo que ocurrió y soy tan protectora con mi hermana que, cuando le dolía, sólo quería cogerla y salir corriendo de allí», recuerda Ashley sobre el nacimiento del hijo mayor de Kimberly. «Tuve todos esos pensamientos irracionales al verla sufrir y sentirme tan triste por ella y querer salvarla».
Dejó la experiencia pensando que nunca tendría hijos, pero su marido, el productor Neal Dodson, la animó a educarse. Pronto se apuntó a un curso y fue aprendiz de la doula Tracy Hartley, con sede en Los Ángeles.
Hasta la fecha, Ashley ha asistido a 52 partos y ha tenido dos hijos propios, «sin medicación, algo que no volveré a hacer», dice riendo.
Durante un tiempo, también fue voluntaria en un hospital de Bangladesh, donde enseñó a las mujeres sobre temas de salud y estableció una política de lavado de manos en el centro que continúa en la actualidad.