El trastorno del espectro autista (TEA) puede asustar a los padres, en parte porque todavía no se comprenden bien las características de esta enfermedad. Los médicos y los científicos siguen tratando de averiguar las causas del autismo, que se manifiesta como un conjunto de características distintivas en niños y adultos, entre las que se incluyen la dificultad para las interacciones sociales, los problemas de comunicación verbal y no verbal, los comportamientos repetitivos y los intereses estrechos y obsesivos.
¿Cuán común es el autismo?
Las estadísticas muestran que el autismo va en aumento: Según los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC), aproximadamente 1 de cada 59 niños es diagnosticado de autismo antes de los 8 años, una cifra que ha aumentado en cada actualización desde el año 2000, cuando sólo se diagnosticaba a 1 de cada 150 niños. También es más de cuatro veces más frecuente en los niños que en las niñas, aunque esa diferencia se ha reducido a lo largo de los años.
Dicho esto, las estadísticas no cuentan toda la historia. Muchos expertos afirman que el aumento de las tasas de autismo puede deberse simplemente a que se diagnostica a más niños debido a una mayor concienciación sobre el trastorno, o a que una gama más amplia de trastornos del desarrollo se etiquetan ahora como parte del espectro autista.
¿Qué causa el autismo?
A pesar de lo que pueda haber oído, las vacunas no causan el autismo. De hecho, la revista que publicó el estudio original de 1998 que relacionaba la vacuna contra el sarampión, las paperas y la rubéola (SPR) con el autismo se retractó, y posteriormente se descubrió que el autor había falseado sus datos y tergiversado los resultados (su licencia fue revocada). Muchos estudios posteriores de gran envergadura también han desacreditado los resultados.
¿La culpa la tiene el exceso de televisión? No es probable, a pesar de que los investigadores de la Universidad de Cornell informaron de una relación entre el aumento del consumo de televisión por parte de los niños menores de 3 años y el aumento de las tasas de autismo en un documento de 2006.
Algunas investigaciones sugieren que otros factores subyacentes pueden conducir al autismo, incluidas las anomalías genéticas y cromosómicas, la rubéola materna durante el embarazo o el daño cerebral del feto al final del mismo.
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Múltiples estudios realizados en la última década también han indicado que la edad de los padres también podría tener un efecto sobre el riesgo de autismo. Un estudio descubrió que las mujeres de más de 40 años tienen el doble de probabilidades que las de 25 o menos de tener un hijo con autismo, mientras que otra investigación ha descubierto que los adolescentes tienen 15 veces más probabilidades que los veinteañeros de dar a luz a niños con autismo. Otro estudio descubrió que los hijos de padres de más de 45 años tienen un 75 por ciento más de riesgo de desarrollar autismo que los nacidos de padres de poco más de 20 años.
Los investigadores creen además que una serie de factores ambientales aún desconocidos podrían desempeñar un papel en el autismo, como la exposición a pesticidas, sustancias químicas en productos domésticos y virus.
¿Qué signos tempranos de autismo debo observar en mi hijo?
Aunque las causas del autismo siguen siendo un misterio, los primeros signos de autismo no surgen de la nada. La mayoría de los padres de niños autistas reconocen los retrasos en el lenguaje alrededor de los 18 meses de edad. De hecho, hay algunas señales de alarma que los padres pueden detectar en su hijo mucho antes. La Academia Americana de Pediatría (AAP) dice que algunos signos sutiles y tempranos de autismo a los que hay que prestar atención antes de que el bebé tenga entre 12 y 18 meses son:
- Su hijo no se gira cuando usted dice su nombre a los 12 meses
- Su hijo no se gira para mirar cuando usted señala y dice: «Mira…»
- Su hijo no señala para mostrarle objetos o acontecimientos interesantes
- Su hijo no participa en el balbuceo de bebé de ida y vuelta
- Retraso en la sonrisa y la risa
- Su hijo no establece ni mantiene el contacto visual con las personas
Otros signos tempranos de autismo que justifican la evaluación por parte de su pediatra incluyen los siguientes (por nombrar algunos):
- Sin balbucear, señalar u otros gestos a los 12 meses
- Sin palabras sueltas a los 16 meses
- Sin frases espontáneas de dos palabras a los 24 meses
- Pérdida del lenguaje o de las habilidades sociales a cualquier edad
¿Qué debo hacer si creo que mi hijo puede tener signos tempranos de autismo?
Si su hijo ha mostrado signos tempranos de autismo, hable con su pediatra. Éste puede utilizar una herramienta de cribado estandarizada para determinar si su hijo tiene autismo o está en riesgo.
Aunque no hay cura para el autismo, la intervención temprana puede suponer una gran diferencia. Las terapias conductuales pueden ayudar a los niños a desarrollar sus habilidades sociales y lingüísticas, por ejemplo, y los medicamentos pueden tratar el comportamiento impulsivo y la hiperactividad.
Si no ha detectado ninguno de estos síntomas pero aún le preocupa que su hijo tenga autismo, intente no dejar que sus temores le impidan disfrutar del tiempo con su hijo. Preste atención a sus patrones de comportamiento (y recuerde que incluso los niños más sanos pueden ser tímidos y distantes en ocasiones) y pregunte a su pediatra. Lo más probable es que esté bien.
Un brindis por el amor maternal (y la preocupación),