Durante su ministerio, Jesús realizó más de 40 milagros, incluyendo la curación de enfermos, el cambio de los elementos naturales de la naturaleza e incluso la resurrección de los muertos. Un milagro se considera un evento que ocurre fuera de los límites de la ley natural. Cada mes nos acercaremos a uno de sus milagros para comprender la profundidad de su amor por nosotros. La comprensión de los milagros de Jesús puede cambiar su vida, y todo comienza con la creencia a través de la fe.
En el capítulo 11 de Juan, aprendemos sobre Lázaro, uno de los amigos más cercanos de Jesucristo. El nombre de Lázaro es de origen hebreo y curiosamente significa ‘Dios es mi ayuda’. Cuando Lázaro cayó enfermo, sus hermanas enviaron un mensaje a Jesús: «Señor, el que amas está enfermo». Cuando Jesús se enteró de la noticia, esperó dos días antes de ir a ver a Lázaro.
Para cuando Jesús viajó a la casa de Lázaro, éste ya había muerto y estaba enterrado en la tumba. Marta corrió hacia Jesús y lo saludó. «Señor», le dijo, «si hubieras estado aquí, mi hermano no habría muerto». Entonces Jesús dijo estas palabras cruciales: «Yo soy la resurrección y la vida. El que cree en mí vivirá, aunque muera; y el que vive y cree en mí no morirá jamás».
Jesús aún no había entrado en la aldea, muy probablemente para evitar la atención porque no estaba lejos de Jerusalén, donde los líderes judíos estaban conspirando contra Él. Jesús se detuvo junto a la tumba, donde María y Marta lloraban y lamentaban la muerte de su hermano. Jesús se sintió tan conmovido por su dolor que lloró con ellas.
Jesús les pidió a María y a Marta que movieran la piedra del sepulcro. Jesús miró al cielo y oró a su Padre y luego ordenó en voz alta a Lázaro que se levantara y saliera de la tumba, donde había estado enterrado durante cuatro días. Cuando Lázaro salió, estaba totalmente restablecido, y Jesús dijo a la gente que le quitaran la ropa de la tumba.
Como resultado de este increíble milagro de resucitar a Lázaro de entre los muertos, mucha gente creyó que Jesús era el Hijo de Dios. Jesús demostró que tenía poder sobre la muerte. Es esencial en nuestra fe cristiana que creamos en la resurrección de los muertos.
Después de este milagro, los jefes de los sacerdotes y los fariseos conspiraron para matar a Jesús, porque tantos testigos eran ahora creyentes y seguidores de Jesús.
¿Qué podemos aprender de este milagro? Jesús se compadece de nosotros. Aunque sabía que Lázaro iba a resucitar, Jesús siguió llorando con sus seres queridos. Jesús se preocupa por nuestro dolor. Se alegra con nosotros en nuestros triunfos, y llora con nosotros en nuestros momentos difíciles. No debemos avergonzarnos de expresar nuestros sentimientos a Dios.
Al igual que María y Marta, podemos estar esperando que Dios nos ayude durante una situación difícil y preguntarnos por qué no responde más rápidamente. No podemos cuestionar el tiempo de Dios ni su propósito. Debemos confiar en sus planes para nosotros. En última instancia, la resurrección de Lázaro nos enseña que Jesucristo tiene poder sobre la muerte, y los que creen en él recibirán la vida eterna.