Querida lectora,
No, ésta es otra leyenda urbana que lleva demasiado tiempo contribuyendo a la rumorología en Internet, los campus universitarios y otros lugares. A pesar de lo que afirma el folleto, los tampones fabricados y vendidos en los Estados Unidos no contienen fibras sintéticas dañinas que puedan causar cáncer. Las normas y reglamentos establecidos y aplicados por la Administración de Alimentos y Medicamentos de Estados Unidos (FDA) garantizan la seguridad y eficacia de diversos productos de consumo, incluidos los tampones. Esta agencia inspecciona el diseño, los materiales y el proceso de fabricación de los tampones, regulando estrictamente su fabricación y venta.
La información errónea que ha circulado sobre los tampones se refiere principalmente a las siguientes cuestiones:
Asbesto: Se ha rumoreado falsamente que el amianto, un carcinógeno, es un aditivo de los tampones -con el pretexto de que aumenta el flujo menstrual- y, por tanto, promovería las ventas al por menor. Según la FDA, ningún tampón estadounidense ha contenido amianto como ingrediente o como algo que intervenga en su fabricación.
La decoloración de los componentes de los tampones: El rayón, un ingrediente de algunos tampones, es una sustancia derivada de la celulosa de la pasta de madera. Contrariamente a la creencia popular de que la lejía se utiliza para blanquear o limpiar los tampones, en realidad el proceso de «blanqueo» o purificación de las fibras -utilizando productos químicos como el dióxido de cloro o el peróxido de hidrógeno- es necesario para extraer las fibras de rayón absorbentes de la pulpa de madera.
Dioxina: Dado que es posible que en el pasado haya niveles bajos de dioxina en los tampones, se mantiene el temor de que esta sustancia química cancerígena siga formando parte de los tampones. Los fabricantes de tampones han suspendido el procedimiento de blanqueo del rayón que podría haber causado este efecto secundario. Además, la FDA pide actualmente a los fabricantes de tampones de rayón que realicen pruebas de detección de dioxinas. Estas pruebas, realizadas en laboratorios independientes, han demostrado que las cantidades de dioxina están en el nivel detectable o por debajo de él, y el riesgo de problemas de salud por esta exposición se considera insignificante.
Riesgo de Síndrome de Shock Tóxico (SST): El aumento del riesgo de Síndrome de Shock Tóxico por el uso de ciertos estilos de tampones y algunos materiales de tampones de alta absorción llevó a la retirada de estos productos del mercado estadounidense en 1980. Como resultado de la intervención de la FDA y de los esfuerzos educativos, la incidencia del SST disminuyó drásticamente. Los tampones producidos en Estados Unidos se fabrican con algodón, rayón o una mezcla de ambos materiales. A pesar de que sigue existiendo la preocupación de que las fibras de rayón, en particular, suponen un riesgo de TSS, no se ha observado ninguna diferencia en los problemas notificados en las mujeres que utilizan tampones de algodón frente a los de rayón.
Así pues, parece que si el Ataque de los Tampones Tóxicos llega a tu campus, es más probable que sea una película de fantasía que un documental. Para más detalles, puede visitar la página web de la FDA sobre la seguridad de los tampones.