Cuando alguien me dice: «No me importa si le gusto a la gente», me está mostrando el muro emocional que utiliza para bloquear el dolor del rechazo.

A todos nos importa si le gustamos o no a la gente. Los seres humanos son animales sociales. Según el psicólogo Abraham Maslow, sentir amor, afecto y pertenencia es necesario antes de que podamos alcanzar los niveles más altos de conciencia y sabiduría.

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Nos necesitamos unos a otros para sobrevivir, desde bebés hasta la escuela y a lo largo de nuestras carreras profesionales. Muchos estudios han demostrado que las conexiones sociales ayudan a los mayores a vivir más tiempo y más felices. La mayor forma de castigo es el aislamiento.

Pensar que puedes desarrollar tu potencial sin la ayuda de los demás es una ilusión. Mientras tratas de navegar por tu vida laboral y doméstica, necesitas personas con las que hablar, que te escuchen y, con suerte, alguien que desafíe algunos de tus pensamientos incoherentes. A menudo necesito un espejo humano para ver cuánto he crecido en el último año y recordarme mis puntos fuertes. Yo, como la mayoría de ustedes, destaco por recordarme mis debilidades, así que elevo mi autoconciencia con la ayuda de mis amigos y colegas de confianza.

Basado en esta necesidad de conexión social, sus reacciones al rechazo, al juicio negativo y a los comentarios sarcásticos punzantes pueden variar desde un daño menor hasta ataques de depresión. La capacidad de dejar que una muestra de desagrado se desprenda de tu espalda es una habilidad aprendida. Tienes que equilibrar conscientemente tu necesidad de caer bien con la comprensión de lo que es cierto en la situación actual.

1. Deténgase reaccionando a la defensiva o cerrándose. El primer paso para manejar una situación negativa es reconocer tu reacción. En lugar de reprimir tus emociones, debes detenerte tres o cuatro veces al día y preguntarte: «¿Qué estoy sintiendo?». ¿Sientes miedo en el pecho, traición en el corazón, ira en los hombros, las tripas o la cabeza, o humillación en la boca del estómago? Se necesita práctica para discernir tus sentimientos, pero el primer paso es identificar qué emoción ha aparecido en tu cuerpo para que puedas elegir qué hacer a continuación.

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2. Pregúntate qué hay de cierto en la situación. Cuando sientas que te cierras o te sientes a la defensiva, pregúntate qué crees que la persona quiso hacerte. ¿Realmente querían insultarte, traicionarte, faltarte al respeto o burlarse de ti? Tu cerebro trabaja muy duro para mantenerte a salvo, así que juzgará una situación como amenazante si hay alguna posibilidad de daño social. Este no es un proceso lógico. Cuando reacciones a las palabras de una persona, pregúntate: «¿Cuál era la intención del comentario? ¿Es cierto que querían hacer daño? ¿Es cierto que los demás estarán de acuerdo y me juzgarán negativamente por sus palabras?» ¿Sería posible preguntar a la persona si su intención era insultarte o desacreditar tus ideas? A menudo la gente no se da cuenta del impacto de sus palabras. Te sentirás mejor si descubres que no tenían ninguna intención personal.

3. Si estás seguro de que la persona quería ser negativa, determina si su objetivo eras tú personalmente o tus ideas. Cuando nuestro cerebro percibe una posible amenaza, reaccionamos como si fuéramos atacados personalmente, es decir, nos tomamos las cosas demasiado a pecho por naturaleza. Respira para aliviar el estrés y pregúntate: «¿La persona estaba comentando mi idea o a mí como persona?». Si no estás seguro, respira de nuevo y siente cómo entra en tu estómago. Esto te hará volver al presente y te sacará de tu mente parlanchina. Si puedes, mira a la persona a los ojos. A continuación, hazte las preguntas del punto 2 para determinar si el comentario ha sido un ataque personal que hay que abordar o simplemente un desacuerdo con el que puedes vivir.

4. Por último, si crees que no le gustas a la persona, pregúntate si esto importa. A algunas personas les gustarás. A otras no. ¿El juicio de la persona sobre usted tendrá un impacto en su trabajo o en su vida? Si no es así, ¿qué puedes hacer para liberarte de tu necesidad de caer bien o incluso de ser respetado por esa persona? ¿Y qué puedes hacer para mantenerte neutral y no devolver la antipatía? Cuanto más consigas aceptar a los demás como son, resistirte a arreglarlos o a cambiar sus opiniones y escuchar con paciencia y compasión, más podrás avanzar en tus objetivos independientemente de si le caes bien a alguien o no. Según la doctora Charlotte Kasl, autora de If the Buddha Dated, cuando desmantelas tu censor personal puedes alcanzar tu máximo potencial. Elévate por encima de la discordia perdonando mentalmente a la persona por no apreciar lo que aportas y perdonándote a ti mismo por reaccionar con miedo o ira.

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