Los médicos no son famosos por su interés en la vida después de la muerte. La mayoría prefiere centrarse en mantenernos vivos y coleando en este mundo el mayor tiempo posible. Pero ahora un equipo de médicos de EE.UU. y Gran Bretaña ha decidido llegar al fondo de las extrañas experiencias relatadas por los pacientes resucitados en las unidades de reanimación de los hospitales. Alrededor de uno de cada cinco de estos pacientes afirma haber sufrido una serie de experiencias, desde simples sentimientos de paz y satisfacción hasta el deleite de entrar en un paraíso lleno de luz. El hecho de que estos pacientes puedan experimentar algo es bastante sorprendente: según los equipos de monitorización, sufrieron periodos de actividad cerebral nula, la definición misma de la muerte. Más desconcertante aún es el hecho de que muchos de los pacientes informan de un tipo específico de experiencia cercana a la muerte, que apunta a la necesidad de un replanteamiento radical de la relación entre mente y cuerpo. Estos pacientes experimentan las llamadas experiencias fuera del cuerpo (EFC), en las que sienten que abandonan su cuerpo mientras siguen siendo plenamente conscientes de su entorno. Algunos afirman que pueden mirar hacia abajo y ver a los médicos que intentan reanimarlos desesperadamente, e incluso que se resisten a volver cuando los médicos finalmente lo consiguen.

Los escépticos han descartado durante mucho tiempo estos informes como simples relatos de ilusiones generadas por cerebros al borde de la muerte. Sin embargo, si los informes pueden tomarse al pie de la letra, las implicaciones para nuestra comprensión de la conciencia son realmente alucinantes. Porque sugiere que la conciencia puede existir independientemente de un cerebro vivo y pensante. Ahora, los médicos de 25 hospitales de EE.UU. y Gran Bretaña planean resolver el argumento en uno u otro sentido con un sencillo experimento. Van a instalar una serie de imágenes elegidas al azar en las salas de urgencias cardíacas, colocándolas en lugares que sólo puedan verse desde arriba de las mesas de operaciones. Durante los próximos tres años, entrevistarán a todos los pacientes reanimados por los médicos y les preguntarán precisamente qué vieron.

Si hay algo de cierto en los informes sobre las EFC, entonces algunos de los pacientes deberían poder ver las imágenes ocultas. En total, se incluirán en el estudio unos 1.500 pacientes, lo que debería ser suficiente para obtener al menos algunos resultados positivos, si es que el fenómeno es auténtico. Hasta ahora, las pruebas de la realidad de las EFC han sido totalmente anecdóticas, aunque no por ello menos intrigantes. El caso más célebre surgió en 1984 y se centra en las experiencias de una trabajadora inmigrante ingresada en la unidad de cuidados cardíacos del Hospital Harborview de Seattle. Tras sufrir un ataque al corazón, la mujer experimentó una EFC en la que, según dijo, se sintió como si hubiera salido flotando de la unidad de reanimación. Mientras observaba la escena en el exterior, afirmó haber visto la zapatilla de tenis azul oscuro de un hombre, raspada en el lado izquierdo, en el alféizar de una ventana del tercer piso. Al escuchar su historia, la trabajadora social de la mujer fue en busca del zapato… y lo encontró. Lo más sorprendente de todo es que la rozadura sólo podía verse desde un punto de vista exterior y por encima de la ventana de la unidad de reanimación.

El «caso de las zapatillas de tenis» ha atraído mucha atención, sobre todo de los escépticos. Los investigadores dirigidos por Barry Beyerstein, de la Universidad Simon Fraser de la Columbia Británica, investigaron la afirmación y concluyeron que la mujer podría haber obtenido los hechos supuestamente desconocidos por otros medios. Aun así, admitieron que esto no demostraba que la experiencia de la mujer fuera ilusoria. A pesar de su valor como entretenimiento, este tipo de anécdotas se ven con razón con recelo, ya que siempre pueden explicarse como el resultado de una coincidencia, una conjetura afortunada o un engaño. La idea de llevar a cabo un estudio científico controlado de las EFC no es nueva: la primera propuesta se presentó en 1968. Tal vez el miedo a lo que se pueda encontrar haya disuadido a los investigadores hasta ahora. Ciertamente, el coordinador del nuevo estudio, el Dr. Sam Parnia, de la Universidad de Southampton, debe esperar que tenga más éxito que el pequeño estudio de 60 pacientes que realizó hace unos años.

Todos ellos habían sido reanimados en una sala de cardiología donde se habían suspendido varias imágenes del techo de la sala, todas ellas mirando hacia arriba. El Dr. Parnia y sus colegas descubrieron que siete de los 60 pacientes habían experimentado alguna forma de experiencia cercana a la muerte (ECM), y cuatro de ellos recordaban muchas de las sensaciones clásicas de alegría, tranquilidad y visión de una luz brillante. Sin embargo, es frustrante que ninguno de los pacientes recordara haber experimentado una EFC.

Si se obtienen resultados positivos del estudio actual, seguramente recibirán un duro golpe por parte de los escépticos, que pueden señalar una serie de trastornos médicos capaces de crear EFC, desde migrañas y ataques epilépticos hasta psicosis en toda regla. Recientemente, los científicos también han empezado a encontrar formas de provocar las EFC por encargo. Investigadores del Centro de Desarrollo Aéreo Naval de EE.UU., en Pensilvania, han demostrado que los pilotos expuestos a fuerzas G elevadas experimentan los síntomas clásicos de las ECM, incluida la sensación de abandonar sus cuerpos. Un equipo de neurocientíficos dirigido por el profesor Olaf Blanke, de la Escuela Politécnica Federal de Lausana (Suiza), también ha demostrado que las EFC pueden desencadenarse estimulando eléctricamente determinadas partes del cerebro. El equipo afirma incluso ser capaz de controlar la naturaleza de la experiencia, como la altura a la que los sujetos sienten que están flotando.

Estos estudios sugieren que la clave de las EFC se encuentra en una parte del cerebro llamada lóbulo temporal, cerca de su unión con el lóbulo parietal. Sin embargo, no demuestran que todas las EFC puedan explicarse mediante la neurociencia convencional. Para ello se necesita el tipo de experimento que ahora planean el Dr. Parnia y sus colegas. Y sus hallazgos podrían demostrar que los informes sobre la muerte del misterio de las EFCs han sido muy exagerados.

Robert Matthews es profesor visitante de ciencias en la Universidad de Aston, Birmingham, Inglaterra.

Actualización: 28 de septiembre de 2008 04:00 AM

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