Las opciones de tratamiento para los pacientes a los que se les ha diagnosticado una obstrucción parcial de las arterias carótidas, pero que no presentan síntomas como un mini-accidente cerebrovascular, o ceguera transitoria en un ojo (amaurosis fugax), deben considerarse cuidadosamente y la recomendación debe hacerse de forma individualizada, según una revisión de la literatura médica publicada en Mayo Clinic Proceedings.

Las arterias carótidas conectan el corazón y el cerebro en la parte delantera del cuello. La estenosis se produce cuando las arterias se obstruyen con depósitos de grasa. El accidente cerebrovascular puede ser una preocupación. «Cuando se descubre que los pacientes tienen una obstrucción, puede haber una respuesta precipitada», dice el doctor Giuseppe Lanzino, neurocirujano de la Clínica Mayo y autor principal de la revisión de la investigación. «La respuesta suele ser: ‘Hay que operar'»

«Una obstrucción no significa necesariamente que el paciente vaya a sufrir un ictus», dice el doctor Lanzino. Una obstrucción parcial (superior al 60 por ciento) en pacientes sin síntomas conlleva un riesgo de ictus de aproximadamente el 2 por ciento cada año. Ese mayor riesgo debe sopesarse con el riesgo y los beneficios del tratamiento.

El Dr. Lanzino dice que los pacientes necesitan una cuidadosa evaluación multiespecializada para determinar la mejor opción de tratamiento, y éste debe ser individualizado. El tratamiento puede incluir:

  • Medicación (terapia farmacológica antiplaquetaria) y gestión de los factores de riesgo. Los factores de riesgo son la hipertensión arterial, la obesidad, el colesterol alto, la diabetes y el consumo de tabaco.
  • Endarterectomía carotídea, una intervención quirúrgica en la que se abre la arteria carótida y se eliminan los depósitos de grasa.
  • Angioplastia carotídea y colocación de un stent, en la que se introduce un tubo de plástico largo y hueco (catéter) en la arteria inguinal y se lleva hasta la arteria carótida estrechada. Se infla un pequeño globo en el extremo del catéter para abrir la arteria estrechada. Se inserta una endoprótesis metálica para evitar que la arteria vuelva a estrecharse.

El Dr. Lanzino trabajó con los neurólogos de la Clínica Mayo Alejandro Rabinstein, M.D., y Robert D. Brown, M.D., para revisar los estudios más actuales sobre el tratamiento médico, quirúrgico y endovascular de la estenosis de la arteria carótida. Sus conclusiones, publicadas en abril de 2009, incluyen:

La cirugía es lo mejor para la mayoría de los pacientes con síntomas: La endarterectomía carotídea debe considerarse firmemente para los pacientes sintomáticos con una obstrucción del 70 al 99 por ciento en la arteria carótida. También debe considerarse para aquellos con una estenosis del 50 al 69 por ciento. Los médicos coinciden en que, para la mayoría de los pacientes con obstrucción moderada o grave, la cirugía es el tratamiento más seguro y eficaz, si la realiza un equipo quirúrgico con una tasa de complicaciones muy baja.

Los síntomas de la estenosis de la arteria carótida incluyen la ceguera transitoria en un ojo, la debilidad o el entumecimiento de un brazo, una pierna o la cara, o la incapacidad temporal para hablar o entender una conversación.

La angioplastia y la colocación de stents es una opción para los pacientes sintomáticos de mayor riesgo: Los pacientes con síntomas de estenosis de la arteria carótida que tienen otros riesgos de salud que impiden la cirugía pueden ser buenos candidatos para la angioplastia y la colocación de stents.

Las opciones de tratamiento son menos claras para los pacientes asintomáticos: La mayoría de los pacientes con arterias carótidas parcialmente obstruidas no presentan síntomas y la mejor intervención sigue siendo controvertida. La cirugía se ha considerado el estándar, pero no está claro que la cirugía ofrezca más beneficios que la angioplastia y la colocación de stents o el tratamiento médico solo (medicamentos antiplaquetarios y corrección agresiva de los factores de riesgo). Se están realizando grandes estudios para determinar la opción de tratamiento más eficaz.

Diferenciar a los pacientes sintomáticos de los asintomáticos es fundamental: Los pacientes suelen ser diagnosticados de estenosis de la arteria carótida después de acudir al médico por mareos, visión borrosa, moscas volantes en la visión o debilidad generalizada. Éstos no se consideran síntomas de estenosis de la arteria carótida aunque las imágenes muestren la presencia de una obstrucción.

La edad es importante a la hora de determinar el tratamiento: Para los pacientes de 75 años o más, especialmente los que padecen otras enfermedades, el riesgo de tratar la estenosis de la arteria carótida puede superar el beneficio. En el caso de los pacientes de 80 años o más, la angioplastia y la colocación de endoprótesis tienen un mayor riesgo de sufrir un accidente cerebrovascular que la cirugía (endarterectomía carotídea).

A continuación se muestra un vídeo de youtube con el Dr. Lanzino hablando sobre el estudio.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada.