El neón fue descubierto por William Ramsay y Morris Travers en 1898.
El neón es el segundo gas noble más ligero, su color es naranja rojizo en un tubo de descarga al vacío y en las lámparas de neón. La capacidad de refrigeración del helio es más de 40 veces la del helio líquido y tres veces la del hidrógeno líquido (por unidad de volumen). Es un refrigerante menos costoso que el helio en la mayoría de las aplicaciones.
Aunque el neón es, para la mayoría de los fines prácticos, un elemento inerte, puede formar un compuesto exótico con el flúor en el laboratorio. No se sabe con certeza si éste o cualquier otro compuesto de neón existe de forma natural, pero algunas pruebas sugieren que puede ser así. Los iones Ne+, (NeAr)+, (NeH)+ y (HeNe+) también se han observado a partir de investigaciones ópticas y de espectrometría de masas. Además, el neón forma un hidrato inestable.
Aplicaciones
El color rojizo-anaranjado emitido en las luces de neón se utiliza ampliamente para fabricar carteles publicitarios. El neón también se utiliza genéricamente para este tipo de luces cuando en realidad se utilizan muchos otros gases para producir diferentes colores de luz. Otros usos del neón son los indicadores de alta tensión, los pararrayos, los tubos de medidores de onda y los tubos de televisión. El neón y el helio se utilizan para fabricar un tipo de láser de gas.
El neón licuado se utiliza comercialmente como refrigerante criogénico económico.
El neón en el medio ambiente
Aunque el neón es el cuarto elemento más abundante en el universo, sólo el 0.0018% en volumen de la atmósfera terrestre es neón.
El neón se encuentra normalmente en forma de gas con moléculas formadas por un solo átomo de neón. El neón es un gas raro que se encuentra en la atmósfera terrestre en 1 parte en 65.000.
Efectos del neón sobre la salud
Vías de exposición: La sustancia puede ser absorbida por el cuerpo por inhalación.
Riesgo de inhalación: En caso de pérdida de contención, este líquido se evapora muy rápidamente provocando la sobresaturación del aire con grave riesgo de asfixia cuando se encuentra en áreas confinadas.
Efectos de la exposición: Inhalación: Asfixiante simple. Piel: En contacto con el líquido: congelación. Ojos: En contacto con el líquido: congelación.
Inhalación: Este gas es inerte y está clasificado como asfixiante simple. La inhalación en concentraciones excesivas puede provocar mareos, náuseas, vómitos, pérdida de conocimiento y muerte. La muerte puede producirse por errores de juicio, confusión o pérdida de conciencia que impidan el autorrescate. A bajas concentraciones de oxígeno, la inconsciencia y la muerte pueden producirse en segundos sin previo aviso.
El efecto de los gases asfixiantes simples es proporcional a la medida en que disminuyen la cantidad (presión parcial) de oxígeno en el aire que se respira. El oxígeno puede disminuir hasta el 75% de su porcentaje normal en el aire antes de que se desarrollen síntomas apreciables. Esto requiere a su vez la presencia de un asfixiante simple en una concentración del 33% en la mezcla de aire y gas. Cuando el asfixiante simple alcanza una concentración del 50%, se pueden producir síntomas marcados. Una concentración del 75% es mortal en cuestión de minutos.
Síntomas: Los primeros síntomas producidos por un asfixiante simple son respiraciones rápidas y hambre de aire. El estado de alerta mental disminuye y la coordinación muscular se ve afectada. Más tarde el juicio se vuelve defectuoso y todas las sensaciones están deprimidas. A menudo se produce una inestabilidad emocional y la fatiga aparece rápidamente. A medida que la asfixia progresa, puede haber náuseas y vómitos, postración y pérdida de conciencia y, finalmente, convulsiones, coma profundo y muerte.
Efectos ambientales del neón
El neón es un gas atmosférico poco frecuente y, como tal, no es tóxico y es químicamente inerte. El neón no representa ninguna amenaza para el medio ambiente, y no puede tener ningún impacto porque es químicamente irreactivo y no forma compuestos.
No se conocen daños ecológicos causados por este elemento.