Los síntomas del trastorno bipolar se caracterizan por ciclos entre la depresión y la manía. Una persona con este trastorno ha experimentado al menos un episodio de depresión y también ha experimentado al menos un episodio de manía o hipomanía. Un episodio maníaco se caracteriza por, durante más de una semana, sentimientos de: hiperactividad, irritabilidad (especialmente en personas jóvenes), pensamientos acelerados, necesidad de dormir poco, y una sensación general de felicidad y capacidad para lograr cualquier cosa, al instante. Un episodio hipomaníaco se caracteriza por síntomas similares, pero sólo tienen que estar presentes durante cuatro (4) o más días.
Un episodio depresivo es similar al que se experimenta y se diagnostica para la depresión clínica, y se caracteriza por la soledad o la tristeza, la falta de energía o interés en las cosas, y la falta de placer en las cosas que normalmente traen a una persona alegría o felicidad. A menudo, durante un episodio depresivo existe una abrumadora sensación de desesperanza.
El ciclo de la depresión puede ser rápido o lento; algunas personas pueden pasar de un episodio a otro en cuestión de días, mientras que otras pueden pasar semanas o incluso meses entre diferentes episodios.
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Tratamiento del trastorno bipolar
El trastorno bipolar suele tratarse con una combinación de medicación y psicoterapia. La medicación se utiliza para que la persona con este trastorno mantenga un estado de ánimo más consistente, manteniendo a raya futuros episodios maníacos o hipomaníacos. El tratamiento de los episodios depresivos suele ser más complicado. La mayoría de las personas con este trastorno suelen encontrar una pauta de medicación personalizada que les funcione, que a menudo debe mantenerse durante toda la vida de la persona (de forma parecida a como una persona con diabetes se inyecta insulina durante toda su vida).
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