En la mayoría de los casos, las almorranas se resuelven solas sin necesidad de ningún tratamiento. Sin embargo, algunos tratamientos pueden ayudar a reducir significativamente las molestias y el picor que muchas personas experimentan con las almorranas.

Cambios en el estilo de vida

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Consumir una dieta rica en fibra puede ayudar a prevenir y tratar la afección.

Un médico recomendará inicialmente algunos cambios en el estilo de vida para controlar las almorranas.

Dieta: Las almorranas pueden producirse debido al esfuerzo durante la defecación. El esfuerzo excesivo es el resultado del estreñimiento. Un cambio en la dieta puede ayudar a mantener las heces regulares y blandas. Esto implica comer más fibra, como fruta y verdura, o consumir principalmente cereales de desayuno a base de salvado.

Un médico también puede aconsejar a la persona con almorranas que aumente su consumo de agua. Es mejor evitar la cafeína.

Peso corporal: Perder peso puede ayudar a reducir la incidencia y la gravedad de las almorranas.

Para prevenir las almorranas, los médicos también aconsejan hacer ejercicio y evitar el esfuerzo para defecar. Hacer ejercicio es una de las principales terapias para las almorranas.

Medicamentos

Existen varias opciones medicinales para hacer más llevaderos los síntomas de una persona con almorranas.

Medicamentos de venta libre (OTC): Se pueden adquirir sin receta o por Internet. Los medicamentos incluyen analgésicos, pomadas, cremas y compresas, y pueden ayudar a calmar el enrojecimiento y la hinchazón alrededor del ano.

Los remedios de venta libre no curan las almorranas, pero pueden aliviar los síntomas. No los utilice durante más de 7 días seguidos, ya que pueden provocar una mayor irritación de la zona y un adelgazamiento de la piel. No utilice dos o más medicamentos al mismo tiempo a menos que se lo aconseje un profesional médico.

Corticosteroides: Estos pueden reducir la inflamación y el dolor.

Laxantes: El médico puede recetar laxantes si una persona con almorranas sufre de estreñimiento. Estos pueden ayudar a la persona a evacuar las heces con más facilidad y a reducir la presión en la parte inferior del colon.

Opciones quirúrgicas

Alrededor de 1 de cada 10 personas con almorranas acabará necesitando una intervención quirúrgica.

Bandas: El médico coloca una banda elástica alrededor de la base de la almorrana, cortando su suministro de sangre. Al cabo de unos días, la hemorroide se cae. Esto es eficaz para tratar todas las hemorroides de menos de grado IV.

Escleroterapia: Se inyecta un medicamento para que la hemorroide se reduzca. La hemorroide acaba por encogerse. Es eficaz para las hemorroides de grado II y III y es una alternativa al vendaje.

Coagulación con infrarrojos: También denominada coagulación con luz infrarroja, se utiliza un dispositivo para quemar el tejido hemorroidal. Esta técnica se utiliza para tratar las hemorroides de grado I y II.

Hemorroidectomía: Se extirpa quirúrgicamente el exceso de tejido que causa el sangrado. Esto puede hacerse de varias maneras y puede implicar una combinación de anestesia local y sedación, anestesia espinal o anestesia general. Este tipo de cirugía es la más eficaz para eliminar completamente las almorranas, pero existe el riesgo de que se produzcan complicaciones, como dificultades para evacuar las heces, así como infecciones del tracto urinario.

Engrapado de hemorroides: Se bloquea el flujo de sangre al tejido hemorroidal. Este procedimiento suele ser menos doloroso que la hemorroidectomía. Sin embargo, este procedimiento puede provocar un mayor riesgo de recurrencia de las hemorroides y de prolapso rectal, en el que parte del recto sale del ano.

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