En 2014 se realizaron más de 6,6. millones de procedimientos de inyección de Botox® y Botox-like, lo que lo convierte en uno de los procedimientos cosméticos no invasivos más populares del país. El Botox fue aprobado inicialmente para procedimientos cosméticos en 2002, pero más recientemente recibió la aprobación específicamente como tratamiento para las patas de gallo. El Botox, un procedimiento mínimamente invasivo que requiere poco tiempo de inactividad, puede ayudar a eliminar las arrugas de las comisuras de los ojos.

¿Cómo funciona el Botox?

El Botox se fabrica a partir de un tipo de proteína neurotóxica llamada toxina botulínica. Aunque esta sustancia puede ser letal en dosis elevadas, se ha demostrado que es segura en múltiples ensayos clínicos y rara vez produce complicaciones cuando se utiliza como tratamiento de las líneas y arrugas. Un estudio en el que participaron 833 pacientes condujo a la aprobación por parte de la FDA del Botox como tratamiento de las patas de gallo.

Las patas de gallo son el resultado de repetidas contracciones musculares. Al sonreír y entrecerrar los ojos aparecen las patas de gallo con el tiempo. El ingrediente activo del Botox bloquea las señales nerviosas que provocan la contracción de los músculos. Esto ayuda a reducir la aparición de líneas y arrugas en la zona tratada.

Qué esperar de los tratamientos con Botox

El Botox se inyecta en los músculos cercanos a las líneas de las patas de gallo mediante una fina aguja. El procedimiento dura sólo unos minutos y no requiere anestesia. Se aplicarán varias inyecciones para tratar las patas de gallo. Se aplicará una compresa fría en la zona tratada después del procedimiento para minimizar los hematomas.

Los pacientes generalmente pueden volver a la actividad normal inmediatamente después del procedimiento. Sin embargo, para obtener resultados óptimos, recomendamos que los pacientes eviten la actividad física extenuante y los masajes faciales durante 24 horas.

Puede aparecer una pequeña cantidad de enrojecimiento o hinchazón en la zona tratada después del tratamiento. Los resultados se aprecian en una semana y suelen durar de tres a cuatro meses. Los pacientes suelen estar muy satisfechos con los resultados, que producen un aspecto más suave y juvenil.

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