Una larga y polvorienta carretera recorre la frontera de un parque nacional en el centro de Kenia, con una ciudad muy poblada a un lado de una valla eléctrica y tierras protegidas al otro. Una tropa de babuinos no presta atención a esta línea divisoria, yendo y viniendo para comer verduras del jardín y retozar. Este gran parque es un lugar de cría de rinocerontes blancos y negros, en peligro de extinción, y hogar de otras especies amenazadas. Pero con sus numerosas entradas porosas, la zona protegida atrae a los cazadores furtivos, que se adentran en el parque y matan a los animales salvajes por sus partes.
Para ayudar a prevenir esta actividad ilegal, WWF utilizó una subvención de Google.org para diseñar un nuevo y extraordinario sistema de cámaras térmicas e infrarrojas y software que puede identificar a los cazadores furtivos desde lejos y alertar a los guardas del parque de su presencia.
Es la primera vez que se utilizan cámaras de infrarrojos y software de reconocimiento de personas para vigilar los límites de un parque con fines de conservación y lucha contra la caza furtiva.
Cómo funciona
WF diseñó e instaló dos sistemas para identificar a los cazadores furtivos con cámaras de infrarrojos: unos postes fijos que bordean la frontera de un parque y una unidad móvil encima de un camión utilizado por los guardas.
Las cámaras térmicas son de la empresa FLIR y recogen el calor que emiten las personas y los animales cuando cruzan su punto de vista. El software que las acompaña determina si ese calor procede de un ser humano. Si se identifica a un ser humano, el ordenador envía una alerta al jefe de guardia, que despliega una unidad de guardabosques de respuesta rápida para interceptar al intruso. Eric Becker, ingeniero de conservación de WWF, desarrolló el sistema desde el concepto hasta la realidad.