Los dolores musculares son muy comunes y la mayoría de las personas sufren dolores musculares en algún momento. Los dolores musculares (mialgias) pueden producirse en cualquier músculo del cuerpo y pueden estar causados, entre otras cosas, por el uso desacostumbrado de los músculos, el uso excesivo de los mismos o la tensión (por ejemplo, por una mala postura).
Los dolores musculares pueden ir acompañados de rigidez, sensibilidad y/o debilidad del músculo afectado. Los dolores musculares no complicados, en los que normalmente se sabe qué los ha provocado, suelen tratarse fácilmente en casa con algunas medidas sencillas.
Un dolor muscular más intenso acompañado de hinchazón y restricción de movimientos o hematomas puede significar que los músculos, tendones o ligamentos se han desgarrado o dañado, por ejemplo, esguinces o distensiones. Este tipo de dolor muscular suele comenzar durante, y no después, del ejercicio. Debe buscar la ayuda de un médico o fisioterapeuta si tiene un dolor muscular intenso.
A veces los dolores musculares están relacionados con afecciones médicas como la gripe o la fibromialgia. En estos casos, el dolor muscular puede ser generalizado en todo el cuerpo, no limitado a un músculo o grupo muscular. Los dolores musculares que se deben a una enfermedad también suelen ir acompañados de síntomas adicionales.
Los dolores musculares generalizados también pueden estar causados por ciertos medicamentos, como las estatinas (medicamentos para reducir el colesterol) y los inhibidores de la ECA (utilizados para tratar la hipertensión arterial).
Dolor muscular de aparición retardada (DOMS)
El dolor muscular de aparición retardada, conocido como DOMS, es diferente del dolor muscular normal que se desarrolla durante o después de una actividad. El dolor muscular de aparición retardada (DOMS) es el dolor y la rigidez muscular que suele comenzar entre 12 y 24 horas después de la actividad, siendo el mayor dolor el que se produce 24 horas después y puede durar entre 3 y 5 días después de la actividad que lo provocó.
Se cree que el DOMS está relacionado con el daño y los desgarros microscópicos en las fibras musculares, que resultan del ejercicio que estresa el tejido muscular más allá de lo que está acostumbrado.
Los síntomas pueden variar de leves a graves, dependiendo de la fuerza aplicada al músculo y de la duración o el número de repeticiones de la actividad. El DOMS suele ir acompañado de hinchazón y sensibilidad del músculo o los músculos afectados, rigidez y debilidad del músculo.
Los ejercicios que tienden a provocar el DOMS con mayor frecuencia son los que implican movimientos en los que los músculos se alargan mientras se aplica la fuerza, lo que se conoce como acciones musculares excéntricas. Ejemplos de este tipo de ejercicios son correr cuesta abajo, bajar escaleras, descender colinas y montañas, y el entrenamiento de fuerza, especialmente bajar pesas.
El DOMS puede ser el resultado de la participación en una nueva actividad física o de un entrenamiento más duro de lo habitual. Aunque es más probable que le afecte después de probar un nuevo ejercicio por primera vez, los atletas experimentados también pueden verse afectados si se esfuerzan más o durante más tiempo de lo habitual.
Debe descansar si el dolor de las DOMS es intenso o el dolor está dificultando el ejercicio. Si toma analgésicos para tratar el DOMS, recuerde que aunque el dolor se reduzca, no significa necesariamente que sus músculos se hayan recuperado. Espere unos días antes de volver a realizar la actividad que le causó el dolor. Mientras tanto, puede probar una actividad diferente que utilice otros grupos musculares.
La buena noticia es que la próxima vez que realice esa actividad es probable que experimente menos dolor y se recupere más rápidamente.
¿Cuándo se debe acudir al médico para los dolores musculares?
Debe buscar consejo médico si:
- tiene una grave pérdida de movimiento;
- el dolor muscular es intenso;
- su dolor muscular se asocia con debilidad, por ejemplo, es incapaz de soportar peso en una pierna o de utilizar un brazo;
- la zona está hinchada y/o caliente al tacto, o tiene grandes hematomas;
- su dolor muscular comenzó después de empezar un nuevo medicamento;
- el dolor o malestar muscular no ha mejorado después del tratamiento de autocuidado;
- el dolor es de una lesión de espalda o cuello;
- el dolor muscular se acompaña de fiebre; o
- tiene orina de color oscuro.
Autocuidados para el dolor muscular
Los dolores musculares, los esguinces, las distensiones y otras lesiones de los tejidos blandos se tratan mejor con el régimen RICE durante las primeras 48 a 72 horas.
- Reposo: no hacer más ejercicio durante 48 a 72 horas.
- Hielo – aplique hielo o una compresa fría durante 10 a 20 minutos cada 2 o 3 horas.
- Compresión – utilice una venda elástica de presión firme para ayudar a limitar la hinchazón.
- Elevación – mantenga la parte del cuerpo lesionada elevada para ayudar a reducir la hinchazón.
No ponga el hielo directamente sobre la piel. Utilice una bolsa de hielo/frío comercial, siguiendo las instrucciones del fabricante, o envuelva el hielo en una toalla.
Después de 72 horas los tejidos dañados suelen empezar a curarse, y entonces se puede introducir el calor y el masaje. Es aconsejable consultar con un fisioterapeuta o un médico antes de iniciar tratamientos con calor y actividad física, para evitar el riesgo de que se produzcan más daños en los tejidos.
Tratamientos para los dolores musculares
Hay muchos tratamientos diferentes disponibles para ayudar a aliviar los dolores musculares, incluyendo analgésicos, antiinflamatorios y friegas de calor.
El ejercicio suave, los masajes y los medicamentos también pueden ayudar a restablecer la movilidad en caso de dolor y rigidez muscular.
Alivios del dolor
Se pueden utilizar analgésicos simples como el paracetamol para reducir el dolor muscular.
Los medicamentos antiinflamatorios, como el ácido acetilsalicílico y el ibuprofeno, pueden reducir el dolor y ser útiles para reducir la inflamación que contribuye al dolor muscular. Sin embargo, el uso de AINE (antiinflamatorios no esteroideos) por vía oral debe evitarse en personas con sensibilidad a la aspirina, úlceras de estómago o síntomas de indigestión y utilizarse con precaución en personas con asma, problemas renales y deshidratación.
Geles y fricciones antiinflamatorias
Los geles y fricciones antiinflamatorias (como los que contienen ibuprofeno, piroxicam, diclofenaco o salicilatos) tratan la reacción inflamatoria del organismo a las lesiones, favoreciendo la curación y reduciendo el dolor.
Los efectos secundarios pueden incluir erupciones e irritación de la piel. En raras ocasiones, estos geles y fricciones antiinflamatorias pueden producir los mismos efectos secundarios que los producidos por sus homólogos orales, como ardor de estómago. Los pacientes con reacciones de sensibilidad a la aspirina o a otros AINE deben evitar el uso de productos que contengan estos fármacos.
Frotes térmicos (rubefacientes)
Los dolores musculares, la rigidez o las agujetas causadas por un uso excesivo o desacostumbrado pueden aliviarse con productos rubefacientes (‘frotar con calor’). Los rubefacientes hacen que los vasos sanguíneos de la zona tratada se abran y creen una sensación de calor.
Los rubefacientes no deben aplicarse sobre la piel rota, ni cerca de los ojos o las membranas mucosas, y no deben utilizarse con vendajes oclusivos (sellados). También debe asegurarse de lavarse las manos después de aplicar cremas, geles, ungüentos, lociones o fricciones.
Los ingredientes habituales de las fricciones térmicas son el mentol, el alcanfor y el aceite de trementina.
Acupuntura
La acupuntura (la inserción de agujas muy finas en la piel ciertas zonas del cuerpo – puntos de acupuntura) y la acupresión (presión manual sola sobre los puntos de acupuntura) pueden ser útiles en el tratamiento de los dolores musculares.
Prevención
Para evitar o minimizar las agujetas y el dolor muscular, comience lentamente al iniciar un nuevo programa o actividad de ejercicio, y aumente gradualmente la intensidad y la duración de la actividad, pero sólo aumente una de estas cosas a la vez.
Calentar antes de hacer ejercicio puede ayudar a prevenir las distensiones y los esguinces musculares, pero generalmente no le ayudará a evitar los dolores musculares.