¿Qué es la regresión del sueño?
Justo cuando está empezando a dormir de verdad, ocurre: su hijo vuelve a despertarse con frecuencia por la noche, le cuesta dormirse o se levanta a horas extrañas y se niega a volver a la cama. Esto se llama regresión del sueño, y muchos niños pequeños la experimentan.
En general, la regresión del sueño describe períodos temporales en los que los bebés o los niños pequeños no duermen tan bien como en el pasado. No es un término científico o médico, pero es posible que lo escuche de los padres, de los consultores del sueño e incluso de los pediatras.
Los cambios en el patrón de sueño son normales a medida que los niños crecen y se desarrollan, y suelen ser temporales. Dicho esto, mucha gente sospecha que la regresión del sueño puede ser provocada por un cambio en la rutina de su hijo (como unas vacaciones) o por un hito del desarrollo que se aproxima (como aprender a gatear, a ponerse de pie o a caminar, o empezar a ir al baño).
La regresión del sueño a menudo pasa por sí sola, pero puede significar que usted tiene más trabajo que hacer para ayudar a su hijo a aprender a dormir bien. Para algunos, esto significa intentar el entrenamiento del sueño.
¿Cuándo pasará mi hijo por la regresión del sueño?
No todos los niños pasan por la regresión del sueño – algunos bebés empiezan a dormir fácilmente por la noche y nunca miran atrás. Sin embargo, los padres suelen informar de problemas con los patrones de sueño de sus hijos a los 4 meses, 9 meses y 1 año de edad.
La regresión del sueño puede ocurrir en cualquier momento durante los años del bebé y del niño pequeño, excepto durante el período del recién nacido. Esto se debe a que los patrones de sueño de los recién nacidos son naturalmente erráticos. Durante los primeros 3 meses de vida, es normal que su bebé duerma de 1 a 4 horas seguidas y que se despierte con frecuencia durante la noche para comer.
Entre los 3 y los 5 meses de edad, los bebés suelen empezar a dormir más durante la noche y a tener tramos de sueño más largos -de 5 a 6 horas seguidas-, pero siguen despertándose con frecuencia. Los bebés suelen aprender a dormir toda la noche cuando tienen entre 6 y 9 meses, pero esto varía en función de su hijo y de si usted hace hincapié en los buenos hábitos de sueño.
¿Qué causa la regresión del sueño?
Los hábitos de sueño de su hijo pueden cambiar -y parecer que dan un paso atrás- por muchas razones. Entre las posibles explicaciones de la regresión del sueño se encuentran:
- Los cambios de sueño: Entre los 3 y los 6 meses de edad, la mayoría de los bebés ajustan sus patrones de sueño para estar más despiertos durante el día y dormir durante períodos más largos por la noche. Sus ciclos de sueño empiezan a parecerse más a los de un adulto en cuanto a la alternancia entre el sueño ligero y el sueño profundo. Pero a medida que el bebé va cambiando de fase de sueño, puede despertarse y no ser capaz de volver a dormirse. (Los adultos y los niños mayores también se despiertan durante la noche por este motivo, pero suelen volver a dormirse inmediatamente.)
- Hitos: Los padres a menudo informan de la regresión del sueño alrededor de cuando su bebé está aprendiendo una nueva habilidad, como darse la vuelta, gatear o ponerse de pie. Algunos expertos dicen que esto puede ocurrir porque los bebés están tan preocupados por aprender la habilidad que quieren practicarla todo el tiempo, incluso por la noche. Además, si tu bebé ha aprendido a ponerse de pie, puede intentar hacerlo en su cuna cuando se despierte y luego llorar porque aún no sabe cómo volver a bajar.
- Cambios en el entorno: Los pequeños cambios en el entorno de tu bebé pueden afectar a lo bien que duerme. Los cambios de tiempo podrían afectar a la temperatura de la habitación de tu bebé, haciendo que se sienta incómodo por la noche. O tal vez la luz exterior de un vecino ilumina su habitación y no le deja dormir.
- Ansiedad por separación: Entre los 6 y los 12 meses de edad, tu bebé empieza a entender que está separado de ti y puede ponerse ansioso cuando tú o tu pareja salís de la habitación. Esta ansiedad por separación suele alcanzar su punto máximo entre los 10 y los 18 meses de edad y desaparece a los 2 años. Es posible que tu bebé te llame a gritos en mitad de la noche, intente salir de su cuna o quiera dormir en tu cama. La ansiedad por la separación, aunque es difícil, es una parte normal del desarrollo emocional de tu hijo.
- Cambios en la rutina: Tal vez te hayas ido de vacaciones y tu bebé se haya quedado despierto más tarde de lo normal. O su hijo ha estado enfermo y se ha acostumbrado a que usted lo controle por la noche y lo acune o lo tranquilice para que se duerma. Cualquier cambio en la rutina habitual de su hijo -o un cambio de hora- puede alterar temporalmente sus patrones de sueño.
¿Debo preocuparme si mi hijo no duerme bien?
Típicamente, no. Las fluctuaciones en los patrones de sueño son completamente normales durante los primeros años de vida. Además, el hecho de que el hijo de otra persona duerma toda la noche a los 6 meses no significa que su bebé lo haga. Algunos niños se despiertan con más facilidad que otros o les cuesta más establecer un ciclo regular de sueño y vigilia.
Sin embargo, las dificultades para dormir a veces se deben a un problema de salud subyacente. Si su hijo tiene más de 6 meses y se despierta regularmente varias veces por la noche, hágaselo saber a su médico. Puede asegurarse de que no hay nada malo y ofrecerle orientación sobre el entrenamiento del sueño si es necesario.
Los problemas de salud a los que hay que prestar atención son:
- Enfermedad: La fiebre o el dolor de una infección de oído, el malestar estomacal o la dentición pueden mantener a su bebé despierto por la noche.
- Apnea del sueño: Si a tu bebé le cuesta respirar mientras duerme, podría ser un signo de apnea del sueño. Es normal que los bebés menores de 6 meses tengan una respiración irregular y hagan pausas de 5 a 10 segundos entre respiraciones. Pero si tu bebé respira o ronca con fuerza, deja de respirar durante 20 segundos o más, o se despierta con arcadas y asfixia, consulta a su médico inmediatamente.
- Reflujo gastroesofágico: Si tu hijo vomita o escupe con frecuencia grandes cantidades de leche, o se despierta gritando de dolor, es posible que tenga una enfermedad por reflujo gastroesofágico. Esto ocurre cuando la válvula que conecta el esófago con el estómago no funciona correctamente y empuja el contenido ácido del estómago del bebé hacia la boca. Es posible que necesite tratamiento médico.
¿Cómo puedo ayudar a mi hijo a dormir bien de nuevo?
Si tu hijo tiene al menos 4 meses y tiene problemas para conciliar el sueño o para mantenerse dormido, es posible que quieras considerar el entrenamiento del sueño. Puede elegir entre los métodos de llanto, sin lágrimas y de desvanecimiento.
Aquí tiene otras formas de conseguir que su hijo vuelva a dormir bien:
Si su hijo pequeño se queja o grita durante la noche, espere un poco antes de responder. Asegúrele que está ahí, incluso cuando no le vea, y recuérdele que es hora de dormir.
- Tenga una rutina para acostarse: Si aún no lo has hecho, inicia una rutina predecible y tranquilizadora a la hora de dormir con tu bebé. Puede ser un baño, ponerle el pijama y leerle un libro ilustrado o cantarle una canción antes de darle el beso de buenas noches. Establecer una conexión emocional con tu hijo a la hora de dormir le ayuda a sentirse seguro y preparado para el sueño.
- Pon a tu bebé en la cuna cuando esté despierto: Intenta que tu bebé no se duerma mientras está comiendo, siendo mecido o en tu cama. En su lugar, ponlo en la cuna cuando esté somnoliento pero aún no dormido para que se duerma solo. El objetivo es que aprenda a dormirse por sí mismo, para que no tengas que ayudarle cada vez que se despierte.
- No fomentes los malos hábitos: Si te apresuras a comprobar cómo está tu bebé mayor cada vez que llora, a darle de comer o a mecerlo para que se duerma, o a llevarlo a la cama contigo, pronto confiará en esto para volver a dormirse. A los 4 meses, no pasa nada por dejar que tu bebé llore durante un breve periodo de tiempo para ver si se calma por sí mismo. Si tienes que ir a verle, dale unas palmaditas tranquilizadoras en la espalda en lugar de cogerle. Sal de la habitación cuando esté tranquilo pero aún despierto.
- Haz que la noche sea aburrida: Enseña a tu bebé que la noche no es una fiesta. Si tienes que cambiar o dar de comer a tu bebé por la noche, hazlo rápidamente y sin aspavientos. Haz que las actividades sean silenciosas y sin complicaciones. Si es posible, mantén las luces bajas. Y asegúrate de prestarle mucha atención durante el día para que aprenda que el día es hora de jugar: Intenta mantener la rutina de acostarse y las pautas de sueño, incluso durante los periodos difíciles. Asegúrese de que su pareja y cualquier canguro o cuidador de la familia conozcan también la rutina y las pautas. Si su hijo se desvía del camino debido a una enfermedad o a otra interrupción, vuelva a la rutina lo antes posible.
- Destape las tomas nocturnas: Entre los 4 y los 6 meses, la mayoría de los bebés obtienen suficientes calorías durante el día y pueden pasar la noche sin comer. Si cree que su hijo está preparado, intente dejar de darle de comer por la noche a lo largo de unas 2 semanas.
- Asegúrese de que su hijo está cómodo: Comprueba que la temperatura de la habitación de tu bebé no es demasiado alta ni demasiado baja. Ten en cuenta los ruidos o luces del exterior que puedan desvelar a tu bebé. Intenta utilizar una máquina de ruido blanco o un ventilador para ahogar otros ruidos. Utiliza persianas oscuras para que no entre la luz. Sin embargo, si su bebé o niño mayor se siente incómodo en la oscuridad, puede utilizar una luz nocturna o dejar que la luz del pasillo entre en su habitación.
- Ayude a su hijo con las subidas y bajadas: Si su hijo ha aprendido recientemente a ponerse de pie, puede tener problemas para volver a bajar. También puede llorar pidiendo ayuda por la noche después de ponerse de pie en su cuna. Durante el día, ayúdele a practicar cómo bajarse sosteniéndolo mientras presiona con firmeza la parte posterior de sus rodillas hasta que se doblen.
- Ofrézcale un peluche: A muchos bebés mayores y niños pequeños les gusta acurrucarse con una manta o un peluche cuando se van a la cama. Pero no coloque los peluches en la cuna hasta que su hijo tenga al menos un año, ya que pueden suponer un riesgo de asfixia.
- Mantenga la calma: Intente ser comprensivo, incluso cuando el comportamiento de su hijo durante el sueño sea frustrante. Si se pone nervioso, se enfada o se molesta, podría empeorar los problemas de sueño. Mantenerse relajado también ayudará a calmar a su hijo.
¡Estoy tan cansado! ¿Cómo puedo hacer frente a la regresión del sueño de mi hijo?
Puede ser estresante y agotador cuando su hijo se despierta con frecuencia durante la noche o no se duerme fácilmente. Es especialmente duro cuando te has acostumbrado a noches más fáciles y de repente vuelves a la tierra de la falta de sueño.
Estos consejos pueden ayudar:
- Duerme la siesta cuando puedas: Si estás en casa durante el día, intenta dormir la siesta cuando tu bebé lo haga para poder dormir más. Si está en el trabajo, puede echarse una siesta durante el almuerzo en el coche o en una oficina que no utilice.
- Controle la falta de sueño: Si las siestas no son posibles, busque formas de sobrellevar su falta de sueño durante el día. No hay sustituto para las buenas zz, por supuesto, pero puede hacer que su fatiga sea un poco más manejable.
- Mantenga las cosas en perspectiva: Recuerde que la regresión del sueño de su hijo es temporal. La mayoría de los niños vuelven a tener buenos patrones de sueño en pocos días, semanas o, como mucho, meses.
- Pida ayuda: Comparta las tareas nocturnas (y diurnas) del bebé con su pareja para que ambos puedan dormir al menos un poco. Habla con otros padres sobre los problemas de sueño de tu hijo y elabora un plan de acción. Pide consejo al médico de tu hijo sobre cómo mejorar su sueño. Si esto no funciona, considere la posibilidad de contratar a un asesor del sueño para que le ayude a encontrar soluciones.