Alimentar a demanda significa sencillamente alimentar a su bebé cada vez que señale que tiene hambre -generalmente llorando o chupándose las manos- y no según un horario establecido. Los términos «a demanda» o «ad libitum» son una mejor manera de describir la alimentación según las necesidades de tu bebé que la alimentación «a demanda». Este último término puede inducir a la gente a pensar que alimentar a un bebé siempre que tenga hambre lo convertirá en un pequeño tirano exigente.
Durante las primeras semanas de lactancia, es posible que sientas que estás amamantando a tu bebé constantemente, y te preguntes si realmente lo necesita. Tenga en cuenta que los bebés pequeños tienen estómagos diminutos, del tamaño de una nuez. La leche materna, de fácil digestión, llena rápidamente su pequeño estómago y se absorbe, por lo que no es de extrañar que necesiten volver a comer relativamente pronto.
Si su bebé parece tener hambre poco después de comer (está inquieto, se chupa el puño o se arrastra por el pecho), siga adelante y aliméntelo de nuevo. Tenga en cuenta también que los bebés tienen más hambre unos días que otros y querrán comer más de lo habitual. Estos días se denominan «días de frecuencia» y se cree que preceden a los brotes de crecimiento.
Aunque esté atento y responda a las señales de su bebé para alimentarse, tenga también en cuenta que algunos bebés muy pequeños aún no tienen la fuerza necesaria para despertarse y exigir que se les alimente. A veces, un bebé prematuro, con ictericia o enfermo es demasiado pequeño y está demasiado dormido como para llorar, conservando la energía para crecer y recuperarse. Si las señales de hambre de tu bebé son leves o inexistentes, asegúrate de despertarle al menos cada tres horas y anímale a mamar. Un recién nacido que duerme regularmente más de tres o cuatro horas necesita una estrecha vigilancia para asegurarse de que gana suficiente peso.